Sexo entre rejas
La historia es sobre una prostituta llamada Melani que busca ayuda una noche en una estación de policía y obtiene entonces algo más que ayuda. No decimos más para que usted siga leyendo y disfrute de esta interesante historia.
Este libro contiene aproximadamente 2400 palabras con un total de aproximadamente 11 mil caracteres. Resultando en un equivalente de 11 páginas de un libro de bolsillo midiendo solamente el contenido de la historia.
Notas del Publicador: Este eBook contiene contenido sexual explícito, lenguaje gráfico, y situaciones que algunos lectores pueden encontrar objetables. Este es un cuento erótico.
Extracto:
Cuando lo tuvo frente a ella, con ese uniforme que le daba un aspecto más viril, de hombre bien macho, Melisa comenzó a desabrochar desesperadamente el pantalón de Roberto, como quien no tiene sexo desde hace mucho tiempo. Se maravilló del hermoso y vigoroso animal que apareció ante sí.
Él agarró con fuerza de su pelo y la atrajo hasta su miembro erecto, depositándola suavemente en su boca. Y sintió como se lo engullía, poco a poco, hasta el final de la garganta. Así, una y otra vez, llena de la saliva de la mujer aquella, a la que le tocaba al mismo tiempo, sus pezones erectos. Ella le acariciaba los huevos con las manos, y después de tanto chupársela, sentó que al tipo le faltaba poco para venirse. Y paró.
La historia es sobre una prostituta llamada Melani que busca ayuda una noche en una estación de policía y obtiene entonces algo más que ayuda. No decimos más para que usted siga leyendo y disfrute de esta interesante historia.
Este libro contiene aproximadamente 2400 palabras con un total de aproximadamente 11 mil caracteres. Resultando en un equivalente de 11 páginas de un libro de bolsillo midiendo solamente el contenido de la historia.
Notas del Publicador: Este eBook contiene contenido sexual explícito, lenguaje gráfico, y situaciones que algunos lectores pueden encontrar objetables. Este es un cuento erótico.
Extracto:
Cuando lo tuvo frente a ella, con ese uniforme que le daba un aspecto más viril, de hombre bien macho, Melisa comenzó a desabrochar desesperadamente el pantalón de Roberto, como quien no tiene sexo desde hace mucho tiempo. Se maravilló del hermoso y vigoroso animal que apareció ante sí.
Él agarró con fuerza de su pelo y la atrajo hasta su miembro erecto, depositándola suavemente en su boca. Y sintió como se lo engullía, poco a poco, hasta el final de la garganta. Así, una y otra vez, llena de la saliva de la mujer aquella, a la que le tocaba al mismo tiempo, sus pezones erectos. Ella le acariciaba los huevos con las manos, y después de tanto chupársela, sentó que al tipo le faltaba poco para venirse. Y paró.