Murasaki Fujita (bautizada como Violeta) es una creadora mexicana de mangas y animes (especie de comics japoneses) que va develando un gran secreto: cómo su hermana Lu mató a su mejor amigo cuando ella tenía sólo cuatro años. Para ello tendremos que sumergirnos en las páginas de su diario. Allí nos daremos cuenta de la maravillosa -aunque poco convencional- forma de vivir de esta familia. La madre, quien es una escritora de libros para niños, está fascinada con la cultura oriental en general y japonesa en particular, aunque no recuerda haber ido alguna vez al país del sol naciente.
Éste es el atractivo mundo que ha creado Eve Gil en Sho-shan y la Dama Oscura. Un libro que destaca en el panorama actual del mercado editorial mexicano precisamente por su temática, ya que puede considerarse la primera novela manga escrita en nuestro país.
Así, la madre de Violeta y Lu ha decido que hasta la criada, que se llama Plácida, pasé a ser Kasuyo. Ella misma se hace llamar Dama y cada que puede deja deslizar una o dos frases en japonés. Lu, la niña más pequeña presenta ciertos comportamientos que se salen de la norma: ordena obsesivamente sus calcetines y sus lápices de colores, rompe y se lleva a la boca todo lo que esté a su alcance y no pronuncia una sola palabra. Después de muchas horas invertidas con los médicos, el diagnóstico es implacable: tiene el síndrome de Asperger, que entre otros síntomas provoca que las personas que lo padecen se obsesionen por un tema en particular, que en el caso de Lu es las mariposas.
Éste es el atractivo mundo que ha creado Eve Gil en Sho-shan y la Dama Oscura. Un libro que destaca en el panorama actual del mercado editorial mexicano precisamente por su temática, ya que puede considerarse la primera novela manga escrita en nuestro país.
Así, la madre de Violeta y Lu ha decido que hasta la criada, que se llama Plácida, pasé a ser Kasuyo. Ella misma se hace llamar Dama y cada que puede deja deslizar una o dos frases en japonés. Lu, la niña más pequeña presenta ciertos comportamientos que se salen de la norma: ordena obsesivamente sus calcetines y sus lápices de colores, rompe y se lleva a la boca todo lo que esté a su alcance y no pronuncia una sola palabra. Después de muchas horas invertidas con los médicos, el diagnóstico es implacable: tiene el síndrome de Asperger, que entre otros síntomas provoca que las personas que lo padecen se obsesionen por un tema en particular, que en el caso de Lu es las mariposas.