A menudo nos decimos que si el otro no hubiera hecho o dicho lo que hizo o dijo, no reaccionaríamos de la forma en que lo hicimos. Parece un trabalenguas, ¿no es cierto? Esta frase es tan compleja y rebuscada como las causas y motivos que originan nuestras conductas. Los vínculos no hacen más que poner en evidencia las dificultades que tiene la propia persona. Mal o bien, uno se acostumbra a convivir consigo mismo; el problema aparece cuando nos relacionamos con el otro. Ese otro que nos dispara el mal humor, las dudas, los celos y toda una serie de emociones que tampoco sabemos controlar. Pero si cada parte del vínculo −ya sea pareja, amigos, padres o hijos− determina la conducta del otro, entonces ¿quién tiene que cambiar?
La médica psiquiatra Graciela Moreschi ofrece en este libro una serie de herramientas para que todos puedan responsabilizarse de sus relaciones y evitar que las emociones determinen irracionalmente las acciones que llevan a delante.
La médica psiquiatra Graciela Moreschi ofrece en este libro una serie de herramientas para que todos puedan responsabilizarse de sus relaciones y evitar que las emociones determinen irracionalmente las acciones que llevan a delante.