En 2016, las Fuerzas Armadas de Marruecos lanzan una ofensiva contra las plazas españolas de Ceuta y Melilla, sin previa declaración de guerra. Instantes después, los Parlamentos de Euskadi y Cataluña proclaman unilateralmente la independencia y se rebelan en armas contra el gobierno. El Ejército español emplea, por primera vez en una guerra contemporánea, la táctica de la “Ciberguerra”.
Un grupo yihadista, comandado por un alto cargo del Ministerio del Interior de Marruecos, Halim Misle,en colaboración con la organización terrorista ETA, llevaron a cabo el asesinato de los siete miembros del CNI en 2003 y la planificación y ejecución del 11-M, tres días antes de unas elecciones generales que cambiaron el rumbo político de España.
La organización “Mártires por España”, liderada por el teniente general Salvador Salvatierra, que actúa al margen del Estado, formada por miembros del CNI y de la Guardia Civil, reúne las pruebas que ponen en evidencia la implicación de Marruecos y ETA en el atentado del 11-M, y la posterior negociación de un proceso de paz los gobiernos españoles con ETA.
El policía nacional José Miguel Márquez, fue asesinado por ETA en Bilbao. Eran los “años de plomo”. Se había casado con una vasca, Isabel, cuyo hermano y sobrino eran miembros de ETA. Fue una historia de amor imposible.
El hijo de José Miguel, Alejandro Márquez, oficial de la Guardia Civil y miembro de “Mártires”, se tomará su venganza, sin piedad.
Salvatierra -cuyo padre, guardia civil, también fue asesinado por ETA- participó en la guerra sucia contra ETA. Desde los años 70, con la aparición del “Batallón Vasco-Español”, y luego con “Mártires” hasta 2016, asesinó a cuantos etarras pudo.
El Rey de España se pone al frente del país cuando un gobierno de extrema izquierda no reacciones ante el ataque militar marroquí. La meta de “Mártires” se consigue tras el Tratado de Paz. En unas nuevas elecciones gana un partido de extrema derecha. La disolución de los partidos políticos y las autonomías será la última etapa.
Un grupo yihadista, comandado por un alto cargo del Ministerio del Interior de Marruecos, Halim Misle,en colaboración con la organización terrorista ETA, llevaron a cabo el asesinato de los siete miembros del CNI en 2003 y la planificación y ejecución del 11-M, tres días antes de unas elecciones generales que cambiaron el rumbo político de España.
La organización “Mártires por España”, liderada por el teniente general Salvador Salvatierra, que actúa al margen del Estado, formada por miembros del CNI y de la Guardia Civil, reúne las pruebas que ponen en evidencia la implicación de Marruecos y ETA en el atentado del 11-M, y la posterior negociación de un proceso de paz los gobiernos españoles con ETA.
El policía nacional José Miguel Márquez, fue asesinado por ETA en Bilbao. Eran los “años de plomo”. Se había casado con una vasca, Isabel, cuyo hermano y sobrino eran miembros de ETA. Fue una historia de amor imposible.
El hijo de José Miguel, Alejandro Márquez, oficial de la Guardia Civil y miembro de “Mártires”, se tomará su venganza, sin piedad.
Salvatierra -cuyo padre, guardia civil, también fue asesinado por ETA- participó en la guerra sucia contra ETA. Desde los años 70, con la aparición del “Batallón Vasco-Español”, y luego con “Mártires” hasta 2016, asesinó a cuantos etarras pudo.
El Rey de España se pone al frente del país cuando un gobierno de extrema izquierda no reacciones ante el ataque militar marroquí. La meta de “Mártires” se consigue tras el Tratado de Paz. En unas nuevas elecciones gana un partido de extrema derecha. La disolución de los partidos políticos y las autonomías será la última etapa.