El autor tuvo el privilegio de haber vivido la diplomacia multilateral en las Misiones Permanentes de México en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York; en los Organismos internacionales con sede en Ginebra; en la Organización de los Estados Americanos, en Washington, y en la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, con sede en Kingston, Jamaica. Su experiencia en la diplomacia bilateral fue como Cónsul General en Montreal, como Embajador en Polonia y en Jamaica, con representación concurrente en Antigua y Barbuda, Bahamas, Dominica y San kits y Nevis. El autor nos narra hechos de su vida, anteriores a su actividad profesional, acontecimientos históricos y detalles inéditos, así como anécdotas de interés, algunas de ellas salpicadas de humor. De su época en Naciones Unidas cabe destacar su testimonio sobre la guerra de los seis días en 1967, entre Israel y vecinos árabes y las gestiones de Don Francisco Cuevas Cancino para delinear las posiciones de México y de América latina y el Caribe; sobre la meritoria labor de Don Alfonso García Robles en la negociación del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares, trabajos relacionados con la interpretación de los Principios de la Carta de la ONU; la definición de la agresión; el Derecho del Mar y el Derecho del Espacio Ultraterrestre. En la Conferencia sobre el Derecho del Mar presidió las negociaciones sobre la preservación del medio marino y nos narra los escarceos de las delegaciones y sus gestiones como presidente. En la Organización de los Estados Americanos fue uno de los negociadores del Tratado para prevenir y sancionar la tortura, presidió las negociaciones que crearon la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas y fue Presidente de la Comisión de Asuntos Políticos y Jurídicos de la Asamblea General, durante un periodo de sesiones, en Brasilia. Antes de salir al exterior, colaboró con Don Alfonso García Robles en la Secretaría de la Comisión que negoció el Tratado para la proscripción de las armas nucleares en la América Latina y el Caribe, conocido como el Tratado de Tlatelolco. La habilidad y sabiduría del Embajador García Robles, como Presidente de esa Comisión, fueron lecciones que guiaron al autor durante toda su carrera. En Polonia vivió la transición del comunismo a la democracia y en Jamaica presenció el establecimiento y primeros trabajos de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos. Esa etapa fue para él la conclusión de un ciclo diplomático, pues en la época de la ONU, al principio de su carrera, participó en las negociaciones promotoras de la creación de esa Autoridad, administradora de las inmensas riquezas mineras del fondo del mar. El autor tuvo como mentores en su carrera a luminarias del Servicio Exterior Mexicano. Cabe destacar los nombres de don Alfonso García Robles, don Rafael de la Colina, don Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa, don Francisco Cueva Cancino, don Antonio Gómez Robledo y don Carlos Peón del Valle, todos ellos finados.
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