Nuestras vidas están llenas de creación. Despiertos o dormidos nos forjamos dando forma, ajustando, intentando de alguna manera u otra. La creatividad está incrustada en nosotros, en lo que somos. Y la ficción es una extensión de la creatividad. Dos historias jamás serán iguales, así como dos vidas jamás serán la misma. Cada escritor, cada persona, trae consigo una perspectiva única a la fiesta. Me estremezco cada vez que escucho que no hay historias nuevas; que todo lo escrito, ya fue escrito con anterioridad. Sí, existen temas generales, pero su ejecución siempre será única.
La ficción exige que se tenga el conocimiento práctico de muchos puntos del oficio. Y mientras el dominio del oficio puede ser desalentador, cada uno de nosotros tiene las habilidades para afrontar el reto. Si tienes una mente analítica, la causa y el efecto será sólido. Si eres intuitivo, su historia dará giros imaginativos. Si eres emocional, tendrás una brújula en tu interior que te hará contar historias fascinantes. Si eres un pensador global, verás el todo. Si eres una persona detallista, tu historia será apretada. Si eres una persona del tipo auditiva, táctil o visual, tu historia será intensa. Si tienes curiosidad, la escritura nunca te aburrirá. Si eres una persona empática, tus personajes serán creíbles. Si eres viejo, traerás una gama de experiencia al proceso. Si eres joven, tu historia será fresca. Si eres terco o incesante, tu historia, por fin, se acabó. Entonces, ¿Cuál es tu talento? Lo más probable es que tengas muchos, algunos jamás conocidos.
Antes de seguir adelante, les digo que la escritura puede ser tanto enseñada como aprendida. También sostengo que aquello que más necesitas no es ni el talento, ni el conocimiento, sino más bien el loco e implacable deseo de contar una historia.
Y con esa pasión, camina hasta el final del trampolín, afloja los hombros y da el paso.
La ficción exige que se tenga el conocimiento práctico de muchos puntos del oficio. Y mientras el dominio del oficio puede ser desalentador, cada uno de nosotros tiene las habilidades para afrontar el reto. Si tienes una mente analítica, la causa y el efecto será sólido. Si eres intuitivo, su historia dará giros imaginativos. Si eres emocional, tendrás una brújula en tu interior que te hará contar historias fascinantes. Si eres un pensador global, verás el todo. Si eres una persona detallista, tu historia será apretada. Si eres una persona del tipo auditiva, táctil o visual, tu historia será intensa. Si tienes curiosidad, la escritura nunca te aburrirá. Si eres una persona empática, tus personajes serán creíbles. Si eres viejo, traerás una gama de experiencia al proceso. Si eres joven, tu historia será fresca. Si eres terco o incesante, tu historia, por fin, se acabó. Entonces, ¿Cuál es tu talento? Lo más probable es que tengas muchos, algunos jamás conocidos.
Antes de seguir adelante, les digo que la escritura puede ser tanto enseñada como aprendida. También sostengo que aquello que más necesitas no es ni el talento, ni el conocimiento, sino más bien el loco e implacable deseo de contar una historia.
Y con esa pasión, camina hasta el final del trampolín, afloja los hombros y da el paso.