En una sociedad en la que la felicidad se mide por la cantidad de bienes que se poseen, ¿cómo es posible aspirar a la sabiduría y al bien? ¿Estamos hablando de la Roma imperial del siglo I d. de C., o de la sociedad occidental contemporánea? Bien podría tratarse de cualquiera de las dos. Lucio Anneo Séneca, filósofo estoico, poeta, dramaturgo y hombre dedicado al estudio y a la reflexión, sigue de permanente actualidad. En su tiempo fue famoso por su influencia en la corte imperial y por amasar una de las mayores fortunas de su época. Hoy lo leemos como fuente intemporal de "soluciones" al creciente vacío espiritual que nos consume.
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