Secretismo y Corea del Norte son dos conceptos históricamente indisociables. El manto de misterio que recubre el país más hermético del planeta encierra en la penumbra incluso algo aparentemente tan inofensivo como el deporte. Este libro quiere servir de salvoconducto para quien desee descubrir los entresijos del enigmático fútbol norcoreano, capaz de irrumpir desde el anonimato en el Mundial de 1966 y dejar en la cuneta a la todopoderosa Italia, pero también capaz de ahogarse en un sistema de competición nacional endogámico e indescifrable.
Un fútbol que diviniza el espíritu de sacrificio, militariza la mentalidad de los jugadores, esteriliza sus pulsiones individualistas, les impone como meta suprema dignificar la nación y deleitar al Gran Líder con valerosas hazañas a escala internacional. El régimen pone a su disposición colosales estadios, con la convicción de que invirtiendo las máximas energías llegarán los éxitos y, con ellos, se agigantará el prestigio de la patria. Los combinados femeninos sí han logrado instalarse en la élite. En cambio, ellos lo tienen más difícil. Décadas de mediocridad sobre el césped obligaron a las autoridades a entreabrir las compuertas en 2006. Se quiso oxigenar el fútbol norcoreano a base de exportar alguna promesa emergente para foguearla en ligas extranjeras y, en sentido inverso, se decidió reclutar a los futbolistas más sobresalientes de la comunidad coreana en Japón. La fórmula dio resultado y los llamados Cholimá regresaron en 2010 a la fase final de un Mundial…
Entrelazando datos, anécdotas e historias humanas, esta obra traza un retrato del deporte rey en Corea del Norte que, a la vez, ayuda a comprender la cotidiana realidad en el último bastión de la ortodoxia comunista.
Un fútbol que diviniza el espíritu de sacrificio, militariza la mentalidad de los jugadores, esteriliza sus pulsiones individualistas, les impone como meta suprema dignificar la nación y deleitar al Gran Líder con valerosas hazañas a escala internacional. El régimen pone a su disposición colosales estadios, con la convicción de que invirtiendo las máximas energías llegarán los éxitos y, con ellos, se agigantará el prestigio de la patria. Los combinados femeninos sí han logrado instalarse en la élite. En cambio, ellos lo tienen más difícil. Décadas de mediocridad sobre el césped obligaron a las autoridades a entreabrir las compuertas en 2006. Se quiso oxigenar el fútbol norcoreano a base de exportar alguna promesa emergente para foguearla en ligas extranjeras y, en sentido inverso, se decidió reclutar a los futbolistas más sobresalientes de la comunidad coreana en Japón. La fórmula dio resultado y los llamados Cholimá regresaron en 2010 a la fase final de un Mundial…
Entrelazando datos, anécdotas e historias humanas, esta obra traza un retrato del deporte rey en Corea del Norte que, a la vez, ayuda a comprender la cotidiana realidad en el último bastión de la ortodoxia comunista.
