Soy el tipo de hombre ante el que todos bajan la mirada. Tatuado de pecho a espalda, músculos marcados bajo la camisa y mirada de ejecutivo agresivo. Pero lejos de sentar mi culo en una oficina de 9 a 5, yo al menos hago de verdad por esta p*ta ciudad. Barcelona, Cataluña, España, el portal para la droga de Europa. Y yo, ahora su único muro.
Un insurgente de la mafia rusa que ha tomado control de la zona, convirtiéndola en un punto caliente. Mientras las abejas obreras siguen pululando sin saber nada, yo me encargo de mantener el orden y las calles limpias. Yo y mis hombres, claro.
Pero entonces llegó Eli. Con curvas de infarto, piel de plata y cabello de ángel, era imposible resistirse a algo así. He visto, f*llado y admirado a muchas mujeres en mi vida, pero nadie así. Y para colmo, se ríe cuando intento seducirla. ¿Se creé que soy mejor que yo?
Pero mi objetivo era conquistarla, y así lo hice. El verdadero problema no fue hacerlo, que también, sino darme cuenta de que era una trampa, y que cuando Eli decidió atarme y amordazarme - después de que se lo hiciese yo a ella varias veces, claro -, no era por sexo, sino por entregarme a mis enemigos. Maldita z*rra.
Ahora tenía que escapar de ahí antes de convertirme en comida para veces, cazarla y saldar las cuentas. Lo que no me esperé es que, al final, Eli me hiciese un favor… jugándonosla a todos.
Un insurgente de la mafia rusa que ha tomado control de la zona, convirtiéndola en un punto caliente. Mientras las abejas obreras siguen pululando sin saber nada, yo me encargo de mantener el orden y las calles limpias. Yo y mis hombres, claro.
Pero entonces llegó Eli. Con curvas de infarto, piel de plata y cabello de ángel, era imposible resistirse a algo así. He visto, f*llado y admirado a muchas mujeres en mi vida, pero nadie así. Y para colmo, se ríe cuando intento seducirla. ¿Se creé que soy mejor que yo?
Pero mi objetivo era conquistarla, y así lo hice. El verdadero problema no fue hacerlo, que también, sino darme cuenta de que era una trampa, y que cuando Eli decidió atarme y amordazarme - después de que se lo hiciese yo a ella varias veces, claro -, no era por sexo, sino por entregarme a mis enemigos. Maldita z*rra.
Ahora tenía que escapar de ahí antes de convertirme en comida para veces, cazarla y saldar las cuentas. Lo que no me esperé es que, al final, Eli me hiciese un favor… jugándonosla a todos.
