Este pequeño libro es un compendio de tres relatos para cuya comprensión es necesario haber leído al menos Flores de asfalto: El Despertar, la primera parte de la trilogía en la que están ambientados.
David y Gabriel llevan más de un año viviendo juntos. Las nuevas responsabilidades que tienen en los Vigilantes no terminan de gustarle al awen, que se siente limitado. Gabriel, por su parte, agradece cualquier situación en la que no tenga que estar asumiendo la responsabilidad.
Oscar lleva meses sin saber nada de David. Le echa de menos, aunque no está seguro de la naturaleza de sus propias emociones. Sus pasos le llevan una y otra vez al mismo café, donde hoy, el día de su cumpleaños, le aguarda una sorpresa.
En la Organización, un esclavista intenta ganarse para sí a una rémora. Las Pesadillas no pueden sentir, eso dicen. Sin embargo, Gheziel está dispuesto a todo con tal de conservar a Athaliah a su lado.
Tres historias en tres momentos diferentes, todas ambientadas en un catorce de febrero: Un amor apasionado que se consolida, un amor tierno que nace y un «amor» turbio que ni siquiera lo es. Así es San Valentín en la Ciudad sin Nombre, donde a pesar de todo, aún quedan cosas que vale la pena salvar.
David y Gabriel llevan más de un año viviendo juntos. Las nuevas responsabilidades que tienen en los Vigilantes no terminan de gustarle al awen, que se siente limitado. Gabriel, por su parte, agradece cualquier situación en la que no tenga que estar asumiendo la responsabilidad.
Oscar lleva meses sin saber nada de David. Le echa de menos, aunque no está seguro de la naturaleza de sus propias emociones. Sus pasos le llevan una y otra vez al mismo café, donde hoy, el día de su cumpleaños, le aguarda una sorpresa.
En la Organización, un esclavista intenta ganarse para sí a una rémora. Las Pesadillas no pueden sentir, eso dicen. Sin embargo, Gheziel está dispuesto a todo con tal de conservar a Athaliah a su lado.
Tres historias en tres momentos diferentes, todas ambientadas en un catorce de febrero: Un amor apasionado que se consolida, un amor tierno que nace y un «amor» turbio que ni siquiera lo es. Así es San Valentín en la Ciudad sin Nombre, donde a pesar de todo, aún quedan cosas que vale la pena salvar.