Recopilación de más de 150 sueños que conforman una rica, variopinta, intensa y lúdica biografía de la vida oculta e inconsciente del autor. Un fabuloso y amplio retablo repleto de viajes, aventuras amorosas, miedos, obsesiones, reincidencias, paraísos, periplos sexuales, situaciones inverosímiles o hilarantes, reecuentros, tesoros, fulgurantes visiones…, y mucho más, se entremezclan a lo largo de estas pródigas páginas.
El objetivo, que bien podríamos llamar juego, consiste en articular la materia inconexa propia de los sueños, surreal –o hiperreal–, llena de vaguedades y lúcidas imprecisiones, para después convertirla en coherente forma narrativa. Magma onírico transformado en prosa realista, mediante una labor de profundo rescate introspectivo.
Así, el subconsciente del autor es el que dicta los relatos, el verdadero e imprevisible artífice, mientras que el lado consciente del autor es el que transcribe, el que retraduce, un mosaico irreal a un lenguaje inteligible y concreto. Con la clara intención de guardar la mayor fidelidad posible a los capítulos soñados, sin aditivos, sin licencias retóricas que transmuten o empañen la esencia del sueño.
En este sentido, José Martín Molina nos sorprende con un estilo narrativo muy distinto al que emplea en otras de sus creaciones literarias. Más que el genio literario se impone, esta vez, el artesano anónimo y concienzudo, el fiel (y feliz) escribiente que traslada al papel los delirios y visiones del otro, de ese otro yo esquivo y subliminal que nos acompaña en el vivir como un inseparable copiloto de viaje.
El objetivo, que bien podríamos llamar juego, consiste en articular la materia inconexa propia de los sueños, surreal –o hiperreal–, llena de vaguedades y lúcidas imprecisiones, para después convertirla en coherente forma narrativa. Magma onírico transformado en prosa realista, mediante una labor de profundo rescate introspectivo.
Así, el subconsciente del autor es el que dicta los relatos, el verdadero e imprevisible artífice, mientras que el lado consciente del autor es el que transcribe, el que retraduce, un mosaico irreal a un lenguaje inteligible y concreto. Con la clara intención de guardar la mayor fidelidad posible a los capítulos soñados, sin aditivos, sin licencias retóricas que transmuten o empañen la esencia del sueño.
En este sentido, José Martín Molina nos sorprende con un estilo narrativo muy distinto al que emplea en otras de sus creaciones literarias. Más que el genio literario se impone, esta vez, el artesano anónimo y concienzudo, el fiel (y feliz) escribiente que traslada al papel los delirios y visiones del otro, de ese otro yo esquivo y subliminal que nos acompaña en el vivir como un inseparable copiloto de viaje.