Es esta una de las narraciones más divertidas del siglo XIX, se publicó en el año 1872, y tan extraordinario fue el éxito de este libro, que venía a añadir un tipo extravagante y divertido a los inmortales personajes que habitan en el mundo de la fantasía, que el autor, Alfonso Daudet, se vio precisado a inventar nuevas aventuras del héroe, dando a la estampa, tiempo después, dos preciosas novelas: Tartarín de ¡os Alpes y Puerto Tarascón. Tarascón es una ciudad del sur de Francia, cuyos habitantes eran dados a la vanidad. Para ridiculizarlos Daudet escribió su deliciosa humorada, una de las mejores novelas cómicas que se haya compuesto en los tiempos modernos. Nos hace reír del absurdo cazador de leones, aunque sin enajenarle del todo nuestra benevolencia; y esto significa que Tartarín de Tarascón es realmente una obra maestra del humorismo.
Tartarín de Tarascón, el mitómano y fantasioso Tartarín, usando y aun abusando de los efectos que el espejismo produce en los calenturientos cerebros de los tarasconeses, se ha ganado fama de intrépido aventurero y hasta de audaz vapuleador de bandoleros chinos en Shangai. Pero un día el espejismo deja de funcionar y Tartarín se ve obligado a marchar a tierras argelinas a la caza de leones inexistentes. Las aventuras africanas de Tartarín, con su dosis de humor, ironía e incluso sátira del régimen colonial, mantienen el interés del lector en todo momento, que se encariña con este héroe en zapatillas, una estupenda aleación provenzal de don Quijote y Sancho.
Tartarín de Tarascón, el mitómano y fantasioso Tartarín, usando y aun abusando de los efectos que el espejismo produce en los calenturientos cerebros de los tarasconeses, se ha ganado fama de intrépido aventurero y hasta de audaz vapuleador de bandoleros chinos en Shangai. Pero un día el espejismo deja de funcionar y Tartarín se ve obligado a marchar a tierras argelinas a la caza de leones inexistentes. Las aventuras africanas de Tartarín, con su dosis de humor, ironía e incluso sátira del régimen colonial, mantienen el interés del lector en todo momento, que se encariña con este héroe en zapatillas, una estupenda aleación provenzal de don Quijote y Sancho.