¿Cuántas veces escuché en mi niñez? "Dios no se enoja." Pero sí, si se enoja y descubrirlo nos puede resultar hasta contradictorio con lo que habíamos oído de él. Aunque reflexionando un poco, pensemos en un papá que ama a su hijo.
Cuando el hijo es pequeño le muestra la escalera y le dice: "por aquí no bajes porque te caes y te vas a lastimar." El pequeño que apenas está aprendiendo a caminar, inquieto por aprender se acerca a la escalera y el papá le dice con voz fuerte: ¡No, por allí no porque te caes! Realmente el papá quiere proteger a su hijo del peligro. Entonces ¿Vamos a decir que el papá es muy malo porque se enoja y corrige al hijo? No, al contrario, en ese acto vemos el amor del padre.
Cuando el hijo es pequeño le muestra la escalera y le dice: "por aquí no bajes porque te caes y te vas a lastimar." El pequeño que apenas está aprendiendo a caminar, inquieto por aprender se acerca a la escalera y el papá le dice con voz fuerte: ¡No, por allí no porque te caes! Realmente el papá quiere proteger a su hijo del peligro. Entonces ¿Vamos a decir que el papá es muy malo porque se enoja y corrige al hijo? No, al contrario, en ese acto vemos el amor del padre.