La tecnología vestible o ponible son los términos que describen a aquellas prendas de vestir, y complementos, que incorporan elementos tecnológicos. Un dispositivo vestible es aquel que se lleva sobre, debajo o incluido en la ropa, está siempre encendido, es multitarea y actúa como extensión del cuerpo o mente del usuario.
Los dispositivos más importantes dentro de este sector son los relojes inteligentes, pulseras de actividad, gafas inteligentes o ropa inteligente entre otros. Los primeros vestibles podrían ser fechados hace varios siglos.
Sin embargo, entendiendo como vestible los dispositivos electrónicos capaces de ser programados para realizar acciones complejas el primero fue inventado por Steve Mann al final de la década de los 70. Él era profesor de la Universidad de Toronto, y ha sido reconocido como «padre de los dispositivos vestibles».
En los últimos tiempos han aparecido relojes pensados para los que no pueden vivir sin sus teléfonos, son los «relojes inteligentes» estos hacen mucho más que dar la hora. La incorporación de tecnología en los objetos personales de uso diario es decir, la creación de los wearables (smartwatches, lentes de realidad aumentada, monitores de salud) es una de las grandes tendencias de nuestros tiempos. La idea es que esta tecnología se vuelva común, sea menos intrusiva y se convierta en parte de nuestra vestimenta o de nuestros cuerpos. Las personas están dispuestas a usar wearables porque creen que mejorarán sus vidas, están al día con la tecnología y están bien informados.
Los wearables continuaran creciendo, aunque es difícil de predecir el ritmo. Las apps para wearables serán más sofisticadas y caras. Estas aplicaciones aprovecharán los sensores y la nube. La tecnología irá de los wearables a la tecnología implantada.
La tecnología avanza tan rápido que uno de los problemas que hay es que, el tiempo para acostumbrarse a ellas e ir aprendiendo a usarlas se queda corto, la tecnología va más rápido que la sociedad, puesto que antes de que nos acostumbremos a la tecnología actual surge otra que supera la anterior.
La ropa y los complementos inteligentes evolucionan, aunque a un ritmo más pausado que el de relojes y pulseras. Los fabricantes se han dado cuenta de que los smartwatches, por ejemplo, no son para todos, por tanto los que le siguen el ritmo a la industria es limitado.
Si los relojes inteligentes no han calado mucho en la población, y tampoco lo han hecho las pulseras, algo más complicado lo tienen otras prendas inteligentes que reciben menos publicidad y llaman menos la atención, probablemente por el alcance limitado de sus beneficios como lo son las camisas que miden tus signos vitales o los zapatos que cuentan tus pasos. La ropa y las gafas ofrecerán nuevas capacidades y experiencias.
Los fabricantes van a concentrarse en nichos específicos, como el deportivo, y el de los complementos. La realidad aumentada y la realidad virtual estarán muy presentes.
El avance de las prendas inteligentes estaría marcado por maximizar la conectividad individual. Hacer llamadas, enviar datos a la nube y escuchar música sin depender de una red Wi-Fi o un teléfono será determinante en la evolución de los wearables.
También esperamos nuevas pulseras de salud (eHealth bands) más precisas y mayores capacidades: presión sanguínea, Nervous System Monitoring, Stress Management, EDA Sensor, etc. Además de estar focalizados en determinadas enfermedades como diabetes, alzhéimer, depresión, problemas cardiacos, etc.
En el ámbito del software, tendremos novedades en el diseño y reduciendo la dependencia con móviles.
Empezaremos a ver dispositivos que incrementarán nuestra sensación de inmersión: trajes de presión, guantes para tocar objetos virtuales, entornos giratorios (esferas y plataformas de movimiento), etc.
Aquí vamos a enfocarnos en la ropa y los zapatos inteligentes, así como en algunos complementos como relojes y pulseras.
Los dispositivos más importantes dentro de este sector son los relojes inteligentes, pulseras de actividad, gafas inteligentes o ropa inteligente entre otros. Los primeros vestibles podrían ser fechados hace varios siglos.
Sin embargo, entendiendo como vestible los dispositivos electrónicos capaces de ser programados para realizar acciones complejas el primero fue inventado por Steve Mann al final de la década de los 70. Él era profesor de la Universidad de Toronto, y ha sido reconocido como «padre de los dispositivos vestibles».
En los últimos tiempos han aparecido relojes pensados para los que no pueden vivir sin sus teléfonos, son los «relojes inteligentes» estos hacen mucho más que dar la hora. La incorporación de tecnología en los objetos personales de uso diario es decir, la creación de los wearables (smartwatches, lentes de realidad aumentada, monitores de salud) es una de las grandes tendencias de nuestros tiempos. La idea es que esta tecnología se vuelva común, sea menos intrusiva y se convierta en parte de nuestra vestimenta o de nuestros cuerpos. Las personas están dispuestas a usar wearables porque creen que mejorarán sus vidas, están al día con la tecnología y están bien informados.
Los wearables continuaran creciendo, aunque es difícil de predecir el ritmo. Las apps para wearables serán más sofisticadas y caras. Estas aplicaciones aprovecharán los sensores y la nube. La tecnología irá de los wearables a la tecnología implantada.
La tecnología avanza tan rápido que uno de los problemas que hay es que, el tiempo para acostumbrarse a ellas e ir aprendiendo a usarlas se queda corto, la tecnología va más rápido que la sociedad, puesto que antes de que nos acostumbremos a la tecnología actual surge otra que supera la anterior.
La ropa y los complementos inteligentes evolucionan, aunque a un ritmo más pausado que el de relojes y pulseras. Los fabricantes se han dado cuenta de que los smartwatches, por ejemplo, no son para todos, por tanto los que le siguen el ritmo a la industria es limitado.
Si los relojes inteligentes no han calado mucho en la población, y tampoco lo han hecho las pulseras, algo más complicado lo tienen otras prendas inteligentes que reciben menos publicidad y llaman menos la atención, probablemente por el alcance limitado de sus beneficios como lo son las camisas que miden tus signos vitales o los zapatos que cuentan tus pasos. La ropa y las gafas ofrecerán nuevas capacidades y experiencias.
Los fabricantes van a concentrarse en nichos específicos, como el deportivo, y el de los complementos. La realidad aumentada y la realidad virtual estarán muy presentes.
El avance de las prendas inteligentes estaría marcado por maximizar la conectividad individual. Hacer llamadas, enviar datos a la nube y escuchar música sin depender de una red Wi-Fi o un teléfono será determinante en la evolución de los wearables.
También esperamos nuevas pulseras de salud (eHealth bands) más precisas y mayores capacidades: presión sanguínea, Nervous System Monitoring, Stress Management, EDA Sensor, etc. Además de estar focalizados en determinadas enfermedades como diabetes, alzhéimer, depresión, problemas cardiacos, etc.
En el ámbito del software, tendremos novedades en el diseño y reduciendo la dependencia con móviles.
Empezaremos a ver dispositivos que incrementarán nuestra sensación de inmersión: trajes de presión, guantes para tocar objetos virtuales, entornos giratorios (esferas y plataformas de movimiento), etc.
Aquí vamos a enfocarnos en la ropa y los zapatos inteligentes, así como en algunos complementos como relojes y pulseras.