Esta elevación de la tensión arterial sistólica y diastólica, que puede estar ocasionada por una estimulación del sistema nervioso, ejercicio intenso, enfermedades renales, cardíacas o exceso de comida, entre otras causas, puede manifestarse sin apenas síntomas (el enemigo invisible), salvo que aparezcan complicaciones. Si tenemos en cuenta que al menos 8 millones de personas mueren en el todo el mundo al año por esta enfermedad, y que de ellos el 80% corresponde a las personas que habitan en el denominado “mundo en vías de desarrollo”, es fácil entender que el menor nivel económico y cultural predispone a padecer la enfermedad. Si tomamos como ejemplo la salud de los mejicanos, sabemos que aproximadamente el 30% de la población padece hipertensión, una gran parte de ellos menores de 50 años.
Las causas de la hipertensión crónica –la que ahora estudiamos- no se saben con certeza y se piensa en la herencia, el exceso de sal común, la mala función renal o suprarrenal, así como el endurecimiento de las arterias. Lógicamente, admitimos que la ingestión de una gran cantidad de fármacos, entre ellos las cortisonas, así como de café, alcohol, alimentación muy rica en grasas y proteínas animales y estados crónicos de estrés e irritabilidad, son causantes bien claros de esta hipertensión.
La enfermedad puede manifestarse sin apenas síntomas, salvo que aparezcan complicaciones. De cualquier manera, la obsesión por mantener la tensión arterial en unos límites estándar conduce en muchas ocasiones a un estado de ansiedad al paciente tal, que le producen a su vez un aumento de la tensión arterial. Del mismo modo, hay que tener en cuenta que en ocasiones el organismo se ve en la necesidad de subir la presión sanguínea para cubrir algún déficit circulatorio o carencia de oxígeno. Por tanto, la presión arterial deberá ajustarse a cada individuo en particular, evitando hacerlo de manera generalizada. Una persona aparentemente sana, que no acuse ningún síntoma, aún cuando tenga la tensión alta, posiblemente no deba ponerse en tratamiento farmacológico, aunque deberá vigilar y modificar su modo de vida.
Las complicaciones de una hipertensión muy prolongada van dirigidas esencialmente a la pared arterial, la cual se hipertrofia y esclerosa. La hipertrofia cardíaca a causa de la hipertensión acabará a la larga minando la resistencia del corazón, lo mismo que la función renal. También es normal que aumente la viscosidad sanguínea, la frecuencia del pulso y la presión venosa.
En este libro se describen los síntomas, las causas y se detallan los tratamientos convencionales y los recomendados por la medicina natural
Las causas de la hipertensión crónica –la que ahora estudiamos- no se saben con certeza y se piensa en la herencia, el exceso de sal común, la mala función renal o suprarrenal, así como el endurecimiento de las arterias. Lógicamente, admitimos que la ingestión de una gran cantidad de fármacos, entre ellos las cortisonas, así como de café, alcohol, alimentación muy rica en grasas y proteínas animales y estados crónicos de estrés e irritabilidad, son causantes bien claros de esta hipertensión.
La enfermedad puede manifestarse sin apenas síntomas, salvo que aparezcan complicaciones. De cualquier manera, la obsesión por mantener la tensión arterial en unos límites estándar conduce en muchas ocasiones a un estado de ansiedad al paciente tal, que le producen a su vez un aumento de la tensión arterial. Del mismo modo, hay que tener en cuenta que en ocasiones el organismo se ve en la necesidad de subir la presión sanguínea para cubrir algún déficit circulatorio o carencia de oxígeno. Por tanto, la presión arterial deberá ajustarse a cada individuo en particular, evitando hacerlo de manera generalizada. Una persona aparentemente sana, que no acuse ningún síntoma, aún cuando tenga la tensión alta, posiblemente no deba ponerse en tratamiento farmacológico, aunque deberá vigilar y modificar su modo de vida.
Las complicaciones de una hipertensión muy prolongada van dirigidas esencialmente a la pared arterial, la cual se hipertrofia y esclerosa. La hipertrofia cardíaca a causa de la hipertensión acabará a la larga minando la resistencia del corazón, lo mismo que la función renal. También es normal que aumente la viscosidad sanguínea, la frecuencia del pulso y la presión venosa.
En este libro se describen los síntomas, las causas y se detallan los tratamientos convencionales y los recomendados por la medicina natural