A finales del siglo XIX, el interés por conocer y determinar los componentes y el nivel de desarrollo de la inteligencia humana, condujo a la formulación de lo que hoy se conoce como Coeficiente Intelectual o IQ por sus siglas en inglés, comprendiendo dentro de éste a las habilidades; numéricas, verbales y espaciales e intentando correlacionarlas a lo que entonces se identificaba como correspondiente a un referente cronobiológico predeterminado.
Al paso del tiempo, aún y cuando hoy se habla de otras habilidades intelectivas vinculadas a la emocionalidad y por lo tanto a un Coeficiente Emocional o EQ, se sabe de la existencia de neuronas en órganos distintos al cerebro, que rompen con modelos frenológicos y de la neurología tradicionales y la experiencia identifica, como seres notables a individuos que no se destacan por su Coeficiente Intelectual; el IQ continua siendo utilizado como modelo y referente para tasar, determinar o medir la inteligencia o peor aún, para discriminar a las personas en diferentes ámbitos de vida.
El presente trabajo, pretende aportar algunos datos, reflexiones y aprendizajes para formular una propuesta con una visión paradigmática distinta a las planteadas actualmente para la inteligencia: La existencia de un tercer Coeficiente Intelectivo de orden eficiente al que denomino Coeficiente Factual FQ y que pretende dar una explicación al por qué hay individuos excepcionales, creadores, innovadores y realizadores, hoy reconocidos o llamados “rompe suelos” o “ground breakers”, que pueden romper todo molde y hacer una diferencia para su tiempo, aún sin poseer un IQ sobresaliente.
Junto a esta propuesta, se ofrece también una sugerencia metodológica, no sólo para entender estas capacidades y a estas personas, sino también para trabajar con ellas y convertirse en uno de estos agentes de cambio.
Al paso del tiempo, aún y cuando hoy se habla de otras habilidades intelectivas vinculadas a la emocionalidad y por lo tanto a un Coeficiente Emocional o EQ, se sabe de la existencia de neuronas en órganos distintos al cerebro, que rompen con modelos frenológicos y de la neurología tradicionales y la experiencia identifica, como seres notables a individuos que no se destacan por su Coeficiente Intelectual; el IQ continua siendo utilizado como modelo y referente para tasar, determinar o medir la inteligencia o peor aún, para discriminar a las personas en diferentes ámbitos de vida.
El presente trabajo, pretende aportar algunos datos, reflexiones y aprendizajes para formular una propuesta con una visión paradigmática distinta a las planteadas actualmente para la inteligencia: La existencia de un tercer Coeficiente Intelectivo de orden eficiente al que denomino Coeficiente Factual FQ y que pretende dar una explicación al por qué hay individuos excepcionales, creadores, innovadores y realizadores, hoy reconocidos o llamados “rompe suelos” o “ground breakers”, que pueden romper todo molde y hacer una diferencia para su tiempo, aún sin poseer un IQ sobresaliente.
Junto a esta propuesta, se ofrece también una sugerencia metodológica, no sólo para entender estas capacidades y a estas personas, sino también para trabajar con ellas y convertirse en uno de estos agentes de cambio.