¿Qué tienen en común la Atlántida, las Canarias, las Amazonas, los Egipcios, Marino de Tiro y Claudio Ptolemeo?
La respuesta se halla en este nuevo libro de la serie de Atlantología Histórico-Científica, del atlantólogo, escriptólogo y escritor hispano-cubano Georgeos Díaz-Montexano, donde realiza un profundo estudio cartográfico y filológico comparativo de los más significativos mapas egipcios de las paradisíacas regiones del Occidente con la Isla de los Dioses (Atlantis para Solón) y otras islas felices y afortunadas en el mismo Océano Atlántico y las islas atlánticas de las tradiciones clásicas y la cartografía de Ptolemeo y Marino de Tiro.
El autor demuestra cómo el célebre geógrafo de origen fenicio Marino de Tiro o bien el mismo Ptolemeo, conocería (directamente o por terceros) algunos de los más antiguos mapas egipcios que usaría como fuentes de información.
Con este estudio de paleo-cartografía, el autor explica de un modo bastante satisfactorio el porqué de la errónea ubicación de algunas de las islas del Atlántico en los mapas de Ptolemeo basados en los de Marino de Tiro, y también el origen de los nombres que estas tienen, que el autor ha descubierto son meras traducciones al griego de los nombres que ya tenían en los más antiguos mapas egipcios, casi unos dos mil años antes de los tiempos de Marino de Tiro y Ptolemeo.
Una obra que seguramente causará polémica en los foros de especialistas en Historia de la Cartografía y Egiptología y en general entre los estudiosos de las fuentes primarias sobre las tradiciones atlánticas y platónicas, porque no son pocas las evidencias y pruebas indiciarias que el autor maneja en esta obra, y las inquietantes conclusiones a las que se llega, especialmente, porque se demuestra -con el máximo rigor histórico-científico posible- que los egipcios ya tenían cierto conocimiento -y no poco preciso- de los parajes occidentales que rodean el estrecho de Gibraltar como Iberia, Marruecos y Canarias, desde hace como mínimo unos cuatro mil años.
No solo el origen de la Historia de la Atlántida parte de estos conocimientos geográficos y cartográficos sobre el Atlántico y las regiones del occidente, sino incluso hasta el origen mismo del célebre nombre de 'Makárôn Nêsoi', según los griegos, y 'Fortunatae Insulae', según los romanos, o sea, "Islas Afortunadas o Bendecidas", que se dieron a las Canarias, y hasta la Isla donde vivían las Amazonas, que el autor halló en estos mismos antiquísimos mapas egipcios de casi cuarenta siglos de antigüedad.
La respuesta se halla en este nuevo libro de la serie de Atlantología Histórico-Científica, del atlantólogo, escriptólogo y escritor hispano-cubano Georgeos Díaz-Montexano, donde realiza un profundo estudio cartográfico y filológico comparativo de los más significativos mapas egipcios de las paradisíacas regiones del Occidente con la Isla de los Dioses (Atlantis para Solón) y otras islas felices y afortunadas en el mismo Océano Atlántico y las islas atlánticas de las tradiciones clásicas y la cartografía de Ptolemeo y Marino de Tiro.
El autor demuestra cómo el célebre geógrafo de origen fenicio Marino de Tiro o bien el mismo Ptolemeo, conocería (directamente o por terceros) algunos de los más antiguos mapas egipcios que usaría como fuentes de información.
Con este estudio de paleo-cartografía, el autor explica de un modo bastante satisfactorio el porqué de la errónea ubicación de algunas de las islas del Atlántico en los mapas de Ptolemeo basados en los de Marino de Tiro, y también el origen de los nombres que estas tienen, que el autor ha descubierto son meras traducciones al griego de los nombres que ya tenían en los más antiguos mapas egipcios, casi unos dos mil años antes de los tiempos de Marino de Tiro y Ptolemeo.
Una obra que seguramente causará polémica en los foros de especialistas en Historia de la Cartografía y Egiptología y en general entre los estudiosos de las fuentes primarias sobre las tradiciones atlánticas y platónicas, porque no son pocas las evidencias y pruebas indiciarias que el autor maneja en esta obra, y las inquietantes conclusiones a las que se llega, especialmente, porque se demuestra -con el máximo rigor histórico-científico posible- que los egipcios ya tenían cierto conocimiento -y no poco preciso- de los parajes occidentales que rodean el estrecho de Gibraltar como Iberia, Marruecos y Canarias, desde hace como mínimo unos cuatro mil años.
No solo el origen de la Historia de la Atlántida parte de estos conocimientos geográficos y cartográficos sobre el Atlántico y las regiones del occidente, sino incluso hasta el origen mismo del célebre nombre de 'Makárôn Nêsoi', según los griegos, y 'Fortunatae Insulae', según los romanos, o sea, "Islas Afortunadas o Bendecidas", que se dieron a las Canarias, y hasta la Isla donde vivían las Amazonas, que el autor halló en estos mismos antiquísimos mapas egipcios de casi cuarenta siglos de antigüedad.