Lissa trabajaba al máximo para darle a su hermana la vida que merecía y, si para conseguirlo tenía que ponerse unas pestañas postizas y tratar bien a aquellos ricachones, no dudaría en hacerlo… Xavier Lauran no había podido dejar de mirar a Lissa desde el momento que había entrado al casino y ella lo sabía. Lo último que necesitaba en su ya complicada vida era caer en los brazos de aquel seductor francés… pero no pudo resistirse. Lo que Lisa no sospechaba era que había caído en una peligrosa trampa…
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