En el paso de un régimen autoritario a uno democrático se superponen dos transiciones: la TRANSICIÓN propiamente dicha y la ALTERNANCIA entre gobiernos democráticos.
La consolidación del nuevo régimen democrático va más allá de un primer período democrático. Especialmente si se consideran entre las “JÓVENES DEMOCRACIAS”, además de las experiencias latinoamericanas, a las de Europa del este.En Argentina ambas transiciones asumen características similares: los problemas que tuvo el primer gobierno democrático se repitieron en las alternancias, incluso cuando se suceden gobiernos del mismo partido.
El gobierno inicial debió reparar las causas que provocaron el final del régimen autoritario; asumir las consecuencias, provocando la nueva salida electoral y construir las FORTALEZAS para su propia gestión.
La transición requiere del convencimiento de la opinión pública, de dirigentes consustanciados y de cuadros políticos capaces. Estos dirigentes gozan de un amplio espacio para construir las estructuras de la administración pública, el sistema judicial y el proyecto económico. Esta posibilidad omnisciente puede convertirse en su principal obstáculo. Puede convertirse en la fantasía de la eterna continuidad. En el caso argentino cada gobierno espera que esas posibilidades fundacionales se repitan en las sucesivas alternancias.
La dirigencia busca repetir situaciones críticas, dada la sensación de poder efectivo que genera hacer y deshacer, lo que les brinda el rol de “salvadores de la emergencia” similar a la transición. Esto será posible por la falta de acuerdos mínimos y de pactos cumplidos.
Todas las alternancias, entre 1983 y 2007 son críticas, sea por mecanismos electorales o por resoluciones ante casos de acefalía. Todos los gobiernos han confundido la herramienta (por ejemplo medidas económicas) con el modelo. De este modo se acrecientan la ausencia de acuerdos y políticas de Estado, que se refleja en el descrédito del gobierno anterior.
En todos los casos se ha tomado como modelo el shock sobre las estructuras del Estado y los ámbitos políticos, típicas de los golpes militares de 1930 a 1976. Los golpes militares instalaron El modelo BUROCRATICO- AUTORITARIO, que deshace lo existente y “funda” un nuevo orden.
Para analizar las transiciones democráticas argentinas del período propuesto, hemos resumido lo esencial del libro LA TRANSICIÓN PERMANENTE, de Luis Mesyngier.
La consolidación del nuevo régimen democrático va más allá de un primer período democrático. Especialmente si se consideran entre las “JÓVENES DEMOCRACIAS”, además de las experiencias latinoamericanas, a las de Europa del este.En Argentina ambas transiciones asumen características similares: los problemas que tuvo el primer gobierno democrático se repitieron en las alternancias, incluso cuando se suceden gobiernos del mismo partido.
El gobierno inicial debió reparar las causas que provocaron el final del régimen autoritario; asumir las consecuencias, provocando la nueva salida electoral y construir las FORTALEZAS para su propia gestión.
La transición requiere del convencimiento de la opinión pública, de dirigentes consustanciados y de cuadros políticos capaces. Estos dirigentes gozan de un amplio espacio para construir las estructuras de la administración pública, el sistema judicial y el proyecto económico. Esta posibilidad omnisciente puede convertirse en su principal obstáculo. Puede convertirse en la fantasía de la eterna continuidad. En el caso argentino cada gobierno espera que esas posibilidades fundacionales se repitan en las sucesivas alternancias.
La dirigencia busca repetir situaciones críticas, dada la sensación de poder efectivo que genera hacer y deshacer, lo que les brinda el rol de “salvadores de la emergencia” similar a la transición. Esto será posible por la falta de acuerdos mínimos y de pactos cumplidos.
Todas las alternancias, entre 1983 y 2007 son críticas, sea por mecanismos electorales o por resoluciones ante casos de acefalía. Todos los gobiernos han confundido la herramienta (por ejemplo medidas económicas) con el modelo. De este modo se acrecientan la ausencia de acuerdos y políticas de Estado, que se refleja en el descrédito del gobierno anterior.
En todos los casos se ha tomado como modelo el shock sobre las estructuras del Estado y los ámbitos políticos, típicas de los golpes militares de 1930 a 1976. Los golpes militares instalaron El modelo BUROCRATICO- AUTORITARIO, que deshace lo existente y “funda” un nuevo orden.
Para analizar las transiciones democráticas argentinas del período propuesto, hemos resumido lo esencial del libro LA TRANSICIÓN PERMANENTE, de Luis Mesyngier.