Tres cuentos en los que el entorno laboral es protagonista.
En el primero de los relatos, Horas extraordinarias, de Isaac Rosa, la trama donde se entrecruzan distintas vidas transcurre en una oficina en la que el sometimiento consciente o inconsciente y el miedo a no ser una empleada o un empleado suficientemente «positivo» y «entusiasta» hace que la jornada de trabajo se prolongue voluntariamente hasta límites inverosímiles pero, laboralmente, posibles.
En el segundo de ellos, Proyecto cultural, de Ana Valero, la acción, contada con ironía por una «víctima laboral», tiene lugar en una editorial «independiente y con glamour» donde el editor «va de culto y exquisito» por la vida literaria mientras que como empresario se comporta como un negrero explotador y maleducado.
En el tercer relato, La parábola del ingeniero, de Ricardo Rodríguez, las relaciones ambiguasy paradójicas entre el trabajador esclavizado y el ingeniero que diseña las máquinas dan lugar a una fábula de tono bíblico sobre la crisis económica absolutamente actual.