Había una vez un Elefante de trapo que bajaba a darse un baño en el río.
Papá Elefante y Mamá Elefanta le dejaban caminar solo por cualquier lugar de la selva, porque todos los animales que vivían allí le conocían y querían.
Hasta el temible León, que limpiándose los dientes con un palillo, le saludó desde lo alto de su roca...
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