Este libro es un amplio conjunto de colaboraciones periodísticas que el autor ha divulgado en los últimos años en dos medios digitales de la ciudad de Puebla. Para acercar la coyuntura de lo diario, de la noticia, del acicate de lo inmediato, a la visión más reposada, más para ser rumiada y generar reflexión y conocimiento, las colaboraciones ha sido organizadas, de forma acertada, en núcleos temáticos: Calidad de la educación, Valores ciudadanos, Ética profesional, Conductas no éticas, Convivencia escolar, y otros epígrafes más, bien seleccionados y adecuadamente aglutinadores de los asuntos recogidos.
Está escrito por un generoso y activo cuidador y restaurador de museos, por un estudioso de las palabras y, en consecuencia, por un pedagogo anclado en el punto neurálgico de aquello que nos hace y nos define como humanos: desarrollar y potenciar nuestra conciencia, que no es otra cosa sino nuestro yo, siendo ésta una experiencia emergida del don de la palabra. Entonces, educarse, en definitiva, y en síntesis, es vivir situaciones, encuentros, relaciones, somos hijos del nosotros en todas las vertientes de nuestra existencia, en los que tengamos la oportunidad de interiorizar y vivir palabras de verdad, de belleza y de bondad en las complementarias e ineludibles vertientes de nuestro ser: palabras estéticas, palabras cognitivas, palabras éticas, palabras afectivas, en definitiva, palabras espirituales. Ese es el término que mejor define nuestra potencialidad humana, como seres abiertos y liberables de la presión mecánica y violenta de los instintos y de las tendencias cerradas de nuestros cerebros atávicos, reptiliano y límbico, presentes en el hondón del cráneo de cada uno.
En definitiva, apoyo y ensalzo la fuerza educativa del libro: es un medio pensado y realizado para promover y lograr buenos niveles de desarrollo educativo, de elevación del espíritu.
Está escrito por un generoso y activo cuidador y restaurador de museos, por un estudioso de las palabras y, en consecuencia, por un pedagogo anclado en el punto neurálgico de aquello que nos hace y nos define como humanos: desarrollar y potenciar nuestra conciencia, que no es otra cosa sino nuestro yo, siendo ésta una experiencia emergida del don de la palabra. Entonces, educarse, en definitiva, y en síntesis, es vivir situaciones, encuentros, relaciones, somos hijos del nosotros en todas las vertientes de nuestra existencia, en los que tengamos la oportunidad de interiorizar y vivir palabras de verdad, de belleza y de bondad en las complementarias e ineludibles vertientes de nuestro ser: palabras estéticas, palabras cognitivas, palabras éticas, palabras afectivas, en definitiva, palabras espirituales. Ese es el término que mejor define nuestra potencialidad humana, como seres abiertos y liberables de la presión mecánica y violenta de los instintos y de las tendencias cerradas de nuestros cerebros atávicos, reptiliano y límbico, presentes en el hondón del cráneo de cada uno.
En definitiva, apoyo y ensalzo la fuerza educativa del libro: es un medio pensado y realizado para promover y lograr buenos niveles de desarrollo educativo, de elevación del espíritu.