Marc Dill es un dependiente de una sociedad americana con sede en Milán. Vive con preocupación un momento difícil de su vida y de su carrera. Lleva a sus espaldas un matrimonio fracasado y deudas de juego. Teme perder su trabajo, sabe que a su edad, perdiéndolo, difícilmente encontraría otro del mismo nivel. En uno de sus acostumbrados viajes a Londres, llegando al aeropuerto de Heathrow, toma inconscientemente de la banda transportadora, una Samsonite igual a la suya. El maletín contiene una gran cantidad de dinero, que bien habría podido resolver gran parte de sus problemas. Decide quedarse con el dinero. Sabe apoderarse de ese dinero puede representar una peligro para su vida, pues el dinero proviene seguramente del mundo del crimen. Es así como inicia su aventura, la cual tiene como primera víctima a un detective amigo suyo y un hombre de la organización criminal que seguía sus huellas. Tiene que ingeniárselas entre tantos peligros. La policía lo busca para interrogarlo sobre el deceso de dos hombres. La banda de traficantes de droga a la que pertenece el dinero, lo sigue para matarlo. Debe además desafiar la mala vida londinense a la que se había dirigido para obtener una nueva identidad. Su fuga inicia en Inglaterra para continuar por Francia y llegar a Ginebra, refugio ideal para depositar su patrimonio. Los traficantes de droga, que lo siguen, son dirigidos por Francisco, un brasileño casado con la hija de uno de los mayores productores de estupefacientes boliviano.
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