En este volumen se reúnen los dos primeros éxitos de Tennessee Williams, que irrumpieron en la escena norteamericana con el propósito de «sustituir al teatro ya agotado de las convenciones realistas».
El zoo de cristal (1945), fue el primer intento de su autor de crear un «teatro plástico»: una «obra de recuerdos», construida alrededor de una pequeña familia empobrecida, cu-yos miembros se aferran al sueño o al pasado, y en donde la supervivencia sólo será posible a través de la traición, se presenta aquí en su texto original, con indicaciones rara vez seguidas por los directores de escena pero muy expresivas del concepto poético de la obra.
La mítica Un tranvía llamado Deseo (1947), cuyo primer montaje, dirigido por Elia Kazan, fue, según Arthur Miller, «el fruto más espléndido» del método Stanislavski, «una forma de realismo tan profundamente sentida que era capaz de manifestarse como estilización», es asimismo una tragedia sobre la pérdida y la locura, y sus personajes siguen justificando la atracción y el poder que todavía ejercen entre el público y en todos los actores y actrices de nuestra época.
Thomas Lanier (Tennessee) Williams nació en 1911 en Columbus, Mississippi, hijo de un comerciante de zapatos descendiente de una linajuda familia sureña.
En 1918 se trasladaron a St. Louis. En la época de la Depresión, Williams trabajó en una fábrica, y, tras un paso no muy brillante por las universidades de Missouri y Washington, en 1938 se licenció en la de Iowa.
Empezó su carrera teatral escribiendo piezas de un solo acto que le valieron en 1939 el premio Group Theater y una beca de la Author’s League of America. Tras el fracaso de su primer estreno profesional, Battle of Angels (1940), combinó material autobiográfico y técnicas innovadoras en El zoo de cristal (1945), con la que ganó el premio del New York Drama Critics’ Circle e inició una fulgurante carrera de éxitos: obras como Un tranvía llamado Deseo (1947), Verano y humo (1948), La rosa tatuada (1951), Una gata sobre un tejado de zinc (1955), De repente el último verano (1958) o Dulce pájaro de juventud (1959) son hoy clásicos insustituibles del repertorio contemporáneo. Escribió también ficción narrativa: la novela La primavera romana de la señora Stone (1950), y cuentos como los recogidos en La noche de la iguana y otros relatos y Ocho mortales poseídas (1974). Murió en Nueva York en 1983.