"La reflexión me dominaba. No entendía nada, no entendía cómo podía una muchacha tan bien educada, joven, rica, abandonarlo todo y a todos, la casa natal, la familia, los conocidos, dejar de la mano todas las costumbres, todas las comodidades de la vida, ¿y para qué? ¿Para ir atrás de un vagabundo medio loco, para hacerse su servidora? Ni por un instante se podía detenerse en la idea, de que el motivo de semejante decisión fuera una inclinación del corazón, siquiera perversa, el amor o la pasión... ¡Bastaba echar un vistazo a la figura repulsiva del “hombre de Dios”, para al momento sacarse semejante idea de la cabeza!.."
Iván Turguéniev
Iván Turguéniev