Londres, año 2013. Un psicópata está dejando un macabro rastro de sangre por toda la ciudad. La inspectora jefe Jakowicz, encargada de resolver el caso, descubre que el asesino se llama Wittgenstein y sus víctimas Darwin, Byron, Kant, Spinoza, Keats, Locke, Dickens, Bertrand Russell, Sócrates... Son nombres en clave, utilizados para preservar el anonimato, de personas fichadas en el Programa Lombroso, que el gobierno ha puesto en marcha en fase experimental para tener controlados a todos los ciudadanos potencialmente predispuestos a cometer crímenes violentos. Pero el individuo al que se le adjudicó el nombre de Wittgenstein resulta ser demasiado inteligente –logra infiltrarse en el sistema informático del programa y acceder a las verdaderas identidades de las personas fichadas–, estar demasiado loco –decide matar a esos potenciales asesinos en nombre del bien común– y ser demasiado lúcido –manipula y pervierte la lógica de Wittgenstein, transformándola en una lógica criminal; convierte sus asesinatos en proposiciones filosóficas; reta y provoca a la policía mediante una parodia de El asesinato considerado como una de las bellas artes de Thomas De Quincey y obliga a la inspectora Jakowicz a seguir sus reglas del juego, a cuestionarse su noción del bien y del mal, a admitir que la personalidad de un psicópata puede resultar fascinante...
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