Necesitamos disponernos a las propias búsquedas interiores porque de no ser así, como señala Heidegger: «el hombre habría negado y lanzado fuera de sí lo que tiene de más propio, a saber, que es un ser que reflexiona». Agustín de Hipona nos invita a no buscar fuera la verdad y volvernos hacia nosotros mismos, porque es en nuestro interior donde ésta reside. Bastarse a sí mismo es la gran meta a la que nos convoca Aristóteles para ser felices. Cicerón se atreve a afirmar: «no puede menos de ser feliz quien es capaz de valerse por sí mismo y hace depender todo de sí mismo».
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