Sinopsis: Una vez, en Salto.
Una visita a Salto se convierte en una experiencia surrealista cuando -en Buenos Aires- los porteños comienzan a transformarse en zombies y la epidemia se extiende por toda Argentina... y más allá. Una reflexión sin consecuencias sobre porqué el Tercer Mundo no está preparado para un holocausto Zombie.
En palabras del autor:
"'Una vez, en Salto' es un cuento que ofende a militares, intelectuales de izquierda, porteños y mi familia por igual. Tiene que ser alguna clase de logro para 13 páginas de fantasía liviana".
Aclaración:
Este cuento es una obra de ficción. Los personajes que en él aparecen fueron creados utilizando arquetipos, un poco de alambre y alguna tontería. De ninguna manera pretenden representar, imitar ni parodiar a ningún humano, humanoide o zombie real. Ciertamente, tampoco pretenden homenajear a nadie.
Esta historia es puro cuento, nunca me pasó. Lo juro.
Así que para que no haya malentendidos, cuando el autor escriba “Gabriel”, en su lugar, lean “Arturo”. Eso evitará cualquier confusión.
En definitiva y como se dice habitualmente:
“Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia”.
En serio, mamá.
Una visita a Salto se convierte en una experiencia surrealista cuando -en Buenos Aires- los porteños comienzan a transformarse en zombies y la epidemia se extiende por toda Argentina... y más allá. Una reflexión sin consecuencias sobre porqué el Tercer Mundo no está preparado para un holocausto Zombie.
En palabras del autor:
"'Una vez, en Salto' es un cuento que ofende a militares, intelectuales de izquierda, porteños y mi familia por igual. Tiene que ser alguna clase de logro para 13 páginas de fantasía liviana".
Aclaración:
Este cuento es una obra de ficción. Los personajes que en él aparecen fueron creados utilizando arquetipos, un poco de alambre y alguna tontería. De ninguna manera pretenden representar, imitar ni parodiar a ningún humano, humanoide o zombie real. Ciertamente, tampoco pretenden homenajear a nadie.
Esta historia es puro cuento, nunca me pasó. Lo juro.
Así que para que no haya malentendidos, cuando el autor escriba “Gabriel”, en su lugar, lean “Arturo”. Eso evitará cualquier confusión.
En definitiva y como se dice habitualmente:
“Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia”.
En serio, mamá.