Este documento, lejos de ser un intrincado ensayo jurídico, analiza con un lenguaje sencillo y claro el camino transitado por la comunidad internacional para acercarse a algo parecido a la justicia universal: desde la Ley del Talión hasta la Corte Penal Internacional.
De la misma manera que el camino hacia el infierno en ocasiones está empedrado de buenas intenciones, el ejercicio de la justicia internacional comporta terribles ironías: por un lado, se espera que los Estados colaboren en su ejercicio cuando los acusados son – en muchos casos – altos cargos de gobiernos y ejércitos; por otro, las grandes potencias no aceptan críticas a su propio comportamiento ni están dispuestas a someterse al escrutinio internacional.
No obstante, el reto es proporcional a la necesidad de ejercer la justicia reparadora para las víctimas de los más horrendos crímenes contra la humanidad. Por ello, son muchos los que trabajan para que la justicia internacional se abra paso entre la infamia, con el fin de recuperar la humanidad en los infiernos del mundo aunque, frente a la realpolitik, su ejercicio conlleve todavía un poco de utopía y mucho de pragmatismo.
De la misma manera que el camino hacia el infierno en ocasiones está empedrado de buenas intenciones, el ejercicio de la justicia internacional comporta terribles ironías: por un lado, se espera que los Estados colaboren en su ejercicio cuando los acusados son – en muchos casos – altos cargos de gobiernos y ejércitos; por otro, las grandes potencias no aceptan críticas a su propio comportamiento ni están dispuestas a someterse al escrutinio internacional.
No obstante, el reto es proporcional a la necesidad de ejercer la justicia reparadora para las víctimas de los más horrendos crímenes contra la humanidad. Por ello, son muchos los que trabajan para que la justicia internacional se abra paso entre la infamia, con el fin de recuperar la humanidad en los infiernos del mundo aunque, frente a la realpolitik, su ejercicio conlleve todavía un poco de utopía y mucho de pragmatismo.