"Cuando pronunció mi nombre por segunda vez, me pareció que sus ojos iluminaban el recinto con un insólito resplandor. Avanzó hacia mí y rodeó mi talle con su brazo. Sentí un fuerte rechazo hacia ella cuando su mano helada tocó mi vestido. Su rostro estaba muy cerca del mío, y su mirada parecía adentrarse en mí. Nunca había visto una criatura semejante a Susana Strossner. Su aspecto era una mezcla exquisita de belleza y crueldad, fascinante y aterradora a la vez. Sus ojos parecían hablar de muerte y voluptuosidad, sus finos labios de dolor y deleite. Su aliento tenía un efecto soporífero en mí".
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