Ensayo del año 2008 en eltema Economía de las empresas - Política económica, Nota: 100, Universidad Central de Venezuela (Instituto de Estudios Políticos), Materia: Doctorado en Ciencias Políticas, Idioma: Español, Resumen: La última década del siglo XX y los inicios del siglo XXI, encuentra a Venezuela con propensiones de índole cultural, económicas, sociales y políticas dirigidas hacia la centralización, la estatización y el rentismo petrolero, que se han ido fortaleciendo en la medida que la renta petrolera crece. Así parecieran ir las cosas, a pesar del enorme esfuerzo emprendido para revertir esa tendencia, que supuso la elección de gobernadores y alcaldes, directamente por el pueblo y la transferencia de ingentes recursos a las regiones y a las administradoras locales por la vía del Fides y aquella otra de la Ley de Asignaciones Especiales que permitieron avances en el área de la descentralización y desconcentración en el ámbito de educación, salud y vialidad…
Para finales de 1988 y comienzos de 1989, Venezuela experimentó una de las más graves crisis de su historia política, económica y social: La alteración de la llamada paz social que había regido, desde los sesenta sin otras interrupciones que la episódica lucha armada y la consecuente pacificación; el deterioro del ambiente urbano por la expansión de las áreas marginadas; la barrera de la producción agrícola dramáticamente ineficiente, luego del auge artificial creado por los subsidios del gobierno; la ineficiencia de los servicios públicos prestados por el Estado ( entre ellos la telefonía, salud pública, seguridad y vivienda para los sectores humildes); la interrupción de la inversión pública y privada además de la compulsiva tendencia a importar y no a producir; la corrupción administrativa. Todas estas fuerzas avanzaban firmemente desde comienzos de los setenta, con una conclusión penosa que soliviantaba los espíritus, a la sazón, la pobreza de la población, lo que sería atribuido, no a las políticas económicas tradicionales, o a los gobiernos incompetentes, sino a la democracia misma, en un rasgo que ha sido catastrófico para el desenvolvimiento de América Latina: Confundir la democracia con los gobiernos.
La situación de la crisis había planteado una polémica en los medios ilustrados, más atentos a la espectacularidad que a la análisis científico, y manejada, en los medios políticos, sin examinar su naturaleza u ontología, como si se tratara de otro capítulo mas de la misma novela democrática. Urgía reformar al Estado, la economía y las instituciones y reeducar u orientar a la sociedad hacia un nuevo modelo.
Para finales de 1988 y comienzos de 1989, Venezuela experimentó una de las más graves crisis de su historia política, económica y social: La alteración de la llamada paz social que había regido, desde los sesenta sin otras interrupciones que la episódica lucha armada y la consecuente pacificación; el deterioro del ambiente urbano por la expansión de las áreas marginadas; la barrera de la producción agrícola dramáticamente ineficiente, luego del auge artificial creado por los subsidios del gobierno; la ineficiencia de los servicios públicos prestados por el Estado ( entre ellos la telefonía, salud pública, seguridad y vivienda para los sectores humildes); la interrupción de la inversión pública y privada además de la compulsiva tendencia a importar y no a producir; la corrupción administrativa. Todas estas fuerzas avanzaban firmemente desde comienzos de los setenta, con una conclusión penosa que soliviantaba los espíritus, a la sazón, la pobreza de la población, lo que sería atribuido, no a las políticas económicas tradicionales, o a los gobiernos incompetentes, sino a la democracia misma, en un rasgo que ha sido catastrófico para el desenvolvimiento de América Latina: Confundir la democracia con los gobiernos.
La situación de la crisis había planteado una polémica en los medios ilustrados, más atentos a la espectacularidad que a la análisis científico, y manejada, en los medios políticos, sin examinar su naturaleza u ontología, como si se tratara de otro capítulo mas de la misma novela democrática. Urgía reformar al Estado, la economía y las instituciones y reeducar u orientar a la sociedad hacia un nuevo modelo.