«Vestir los huesos es empezar a formarse desde la base, de nuevo. Cada célula que forme los ligamentos y cada tendón que una los músculos; deben ser rudos, fuertes y firmes. Después los órganos. Un sistema nervioso central dispuesto a enloquecer de nuevo. Las emociones recién nacidas, que terminen formando preciosos sentimientos. Continúa con los deseos, las metas y los sueños. Termina con una piel tan sensible, que incluso dé miedo tocar por su fragilidad. Unos ojos que sean capaces de mostrar al mundo la razón por la que merecemos estar aquí. Por último, ponte tu mejor traje y sal a contarle a todos, que tú ya no tienes miedo de los monstruos».
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