Vi luz y entré.
El toque del observador ciego
Es un material de lectura corta y llevadera. Aborda temas relacionados con la ceguera, pero sin golpes bajos, sino orientado a desmitificar, mediante anécdotas dotadas de simpatía y reflexión, la temática de la limitación visual.
Es un libro que el lector puede leer en forma desestructurada, ya que las crónicas son independientes entre sí, y abarcan las diferentes vivencias del autor a lo largo de su vida. Tiene tres efectos garantizados: carcajada, reflexión y emotividad.
El porqué de su título: “Vi luz y entré. El toque del observador ciego” traslada al lector al mundo de lo no visual valiéndose de todos los restantes sentidos. El subtítulo reza “Entre Borges y Mr. Magoo”, un parangón entre la Biblia y el calefón…
Este libro fue concebido gracias al estímulo del director del diario La Nación, Héctor D’Amico, quien, luego de haber recibido por mail las primeras diez crónicas para ser publicadas como columnas en la sección “Última Página”, invitó al Dr. Zuccotti a escribirlas como un futuro libro; ya que según sus propias palabras “eran interesantes y dignas de ser leídas por los lectores del diario”.
El diario La Nación lo resume de este modo:
Zuccotti es un personaje multifacético, es abogado, comunicador social y escritor: pronto editará su primer libro, las crónicas de una persona ciega y su título es: “Vi luz y entré. El toque del observador ciego”. El autor dice: “Comprendí que la serenidad no es estar a salvo de la tormenta, sino encontrar la paz en medio de ella”. En su libro juega con la sorpresa, con historias y con recuerdos reales.
“Mi idea es que se abra una puerta sobre la ceguera, sacarle el toque dramático, dejar mi legado a la sociedad. Creo que el mundo de cada cual se hace más interesante si reconoce el de los demás. Incluir. Incluirse. De eso se trata”. Cuenta sus peripecias con sencillez y gracia. Y cierra sus capítulos con alguna cita. Como una de Einstein: “¡Triste época la nuestra! ¡Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio!”.
El toque del observador ciego
Es un material de lectura corta y llevadera. Aborda temas relacionados con la ceguera, pero sin golpes bajos, sino orientado a desmitificar, mediante anécdotas dotadas de simpatía y reflexión, la temática de la limitación visual.
Es un libro que el lector puede leer en forma desestructurada, ya que las crónicas son independientes entre sí, y abarcan las diferentes vivencias del autor a lo largo de su vida. Tiene tres efectos garantizados: carcajada, reflexión y emotividad.
El porqué de su título: “Vi luz y entré. El toque del observador ciego” traslada al lector al mundo de lo no visual valiéndose de todos los restantes sentidos. El subtítulo reza “Entre Borges y Mr. Magoo”, un parangón entre la Biblia y el calefón…
Este libro fue concebido gracias al estímulo del director del diario La Nación, Héctor D’Amico, quien, luego de haber recibido por mail las primeras diez crónicas para ser publicadas como columnas en la sección “Última Página”, invitó al Dr. Zuccotti a escribirlas como un futuro libro; ya que según sus propias palabras “eran interesantes y dignas de ser leídas por los lectores del diario”.
El diario La Nación lo resume de este modo:
Zuccotti es un personaje multifacético, es abogado, comunicador social y escritor: pronto editará su primer libro, las crónicas de una persona ciega y su título es: “Vi luz y entré. El toque del observador ciego”. El autor dice: “Comprendí que la serenidad no es estar a salvo de la tormenta, sino encontrar la paz en medio de ella”. En su libro juega con la sorpresa, con historias y con recuerdos reales.
“Mi idea es que se abra una puerta sobre la ceguera, sacarle el toque dramático, dejar mi legado a la sociedad. Creo que el mundo de cada cual se hace más interesante si reconoce el de los demás. Incluir. Incluirse. De eso se trata”. Cuenta sus peripecias con sencillez y gracia. Y cierra sus capítulos con alguna cita. Como una de Einstein: “¡Triste época la nuestra! ¡Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio!”.