Un Vía Crucis es una devoción centrada en la Pasión de Cristo, meditando en catorce estaciones los pasos de Jesús al Calvario. Estas meditaciones son siempre confiadas, cuando no son de puño y letra del Pontífice, a grandes teólogos (por ejemplo, Hans Urs von Balthasar), a hombres de cultura (como el poeta Mario Luzi), a pastores (como el cardenal Mislolav Vlk de Praga) o a exponentes ecuménicos (como el patriarca de Constantinopla Bartolomé I). En 1986 cupo este honor al poeta nicaragüense Pablo Antonio Cuadra. Aquí esta bella y dolorosa versión teologal.
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