El autor del diario que reproducimos en nuestra coleccion, era un natural de Straubing, en Baviera, donde nació á principios del siglo XVI. Hallábase en Amberes, cuando se hacian en España los aprestos de un armamento considerable, destinado á la colonizacion y conquista del Rio de la Plata. Jóven y entusiasta, resolvió pasar á Cádiz, punto de reunion de los que debian tomar parto en esta hazaña. Catorce buques de varias dimensiones, llevando á bordo una fuerza de 2,500 Españoles, y de 150 Alemanes, estaban al punto de alzar el ancla para entregarse á los azares de una navegacion desconocida. Un rajo de esperanza, pintado en todos los rostros, alumbraba esta escena magnífica de actividad y heroismo. D. Pedro de Mendoza, que se habia distinguido en las guerras de Italia, peleando al lado del Condestable de Borbon, era el alma de esta empresa, en la que se alistó Schmidel como soldado, sin preveer que seria su historiador. El 24 de Agosto del año de 1534 dejó la escuadra la rada de Cádiz, y pasó á la de San Lucar, de donde zarpó el 1.º de Setiembre. En pocos dias llegó á las Canarias, último eslabon del mundo antiguo, y colocadas como una atalaya en las vastas soledades del Océano. Un furioso huracan, que se formó á la vista de las islas, dispersó el convoy, sin causarle mas daño que el de detenerlo en su ruta. Volvió á juntarse en Santiago, la principal de las islas de Cabo Verde, y navegando con rumbo al oeste, arribaron al Janeiro despues de una penosa travesía. Los gefes de la expedicion dejaron en este puerto una huella sangrienta de su aparicion, matando á puñaladas á Juan Osorio, recien elevado á la dignidad de lugar teniente del ejército. Este crímen, misterioso en su orígen, descubrió desde luego la índole feroz de los compañeros de Mendoza, de la que dieron repetidas pruebas en adelante
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