Descrita por el propio Alejandro Jodorowsky como «poesofía», su poética se basa primordialmente en la confluencia de la inspiración y el trayecto de la idea, en el encuentro del proceso filosófico con el lenguaje de la imaginación.
La poesía, en tanto reverberación de una emoción, transforma la fuerza indagadora del pensamiento. De esta idea parte la poética del autor chileno, en la que la casualidad de la poesía dialoga con el orden causal del proceso lógico del discurso. Mediante un lenguaje que adquiriere a veces las características de un mantra que derrota los demonios internos y externos, Jodorowsky derriba todos los velos de la ilusión del mundo ordinario, favoreciendo así la meditación y la elevación de la consciencia. Cada poema es pues un viaje esencial que traza la trayectoria que permite elevarse a las palabras y propiciar una atmósfera de renovación. Ahora suave plegaria, ahora invocación desgarradora, los textos de este libro abrazan lo invisible, lo colectivo y el anhelo del universo, penetrando el conocimiento y secundando el fluir de la vida y del devenir.
La poesía, en tanto reverberación de una emoción, transforma la fuerza indagadora del pensamiento. De esta idea parte la poética del autor chileno, en la que la casualidad de la poesía dialoga con el orden causal del proceso lógico del discurso. Mediante un lenguaje que adquiriere a veces las características de un mantra que derrota los demonios internos y externos, Jodorowsky derriba todos los velos de la ilusión del mundo ordinario, favoreciendo así la meditación y la elevación de la consciencia. Cada poema es pues un viaje esencial que traza la trayectoria que permite elevarse a las palabras y propiciar una atmósfera de renovación. Ahora suave plegaria, ahora invocación desgarradora, los textos de este libro abrazan lo invisible, lo colectivo y el anhelo del universo, penetrando el conocimiento y secundando el fluir de la vida y del devenir.