La Vida de Charlotte Brontë de Elizabeth Gaskell se publicó en 1857, menos de dos años después de la muerte de Charlotte, y conoció un éxito inmediato. Fue escrita a instancias del propio padre de la novelista, el reverendo Patrick Brontë, quien a pesar de su mala salud sobreviviría a todos sus hijos.
La vida de Charlotte Brontë y de sus hermanos es trágica, digna de cualquiera de sus novelas. Huérfanos de madre desde muy temprana edad, educados en una destartalada vicaría de los páramos de Haworth por un padre estricto y bastante excéntrico, los Brontë debieron cultivar la imaginación para escapar de una vida llena de privaciones materiales y morales. La temprana muerte de las hermanas de Charlotte, junto con los continuos quebraderos de cabeza ocasionados por las calaveradas de Branwell –el hermano que el padre esperaba que fuese el genio de la familia-, no constituyeron precisamente un entorno agradable. Y, al contrario de lo que ocurre en sus novelas, la vida de Charlotte no gozó de un final feliz; murió a los 39 años, nueve meses después de haber contraído matrimonio.
La Vida de Charlotte Brontë es la primera biografía completa de una novelista escrita por otra novelista. Y, aun ateniéndose a las convenciones de la época, es notablemente franca en su búsqueda de la verdadera personalidad de la biografiada. Estudios posteriores han modificado algunos de los datos, pero no han logrado sustituirla como retrato de una familia excepcional.