La realidad virtual es una tecnología que ya forma parte de nuestro mundo. Las posibilidades que ofrece son muy amplias y van mucho más allá de los videojuegos. La realidad virtual nos permite crear entornos que antes solo éramos capaces de dibujar en nuestra imaginación; es una experiencia extracorpórea y, al mismo tiempo, conectada completamente con nuestro cuerpo. Nos permite ir más allá de las limitaciones de las herramientas físicas.
Se usa la realidad virtual para el diseño de autos; la industria del petróleo y el gas lo usa para visualizar estadísticas; imagine aprender historia y medicina, estando inmerso en recreaciones de hechos reales. Se ha logrado disminuir los síntomas del trastorno de estrés postraumático, a pacientes con problemas psicológicos, aplicando esta tecnología. La realidad virtual cambia la manera en que aprendemos, trabajamos, nos tratamos psicológicamente y comunicamos experiencias.
El cerebro reacciona ante personas no reales como si lo fueran. La realidad virtual actúa como una nueva plataforma que estudia la psicología humana.
La realidad virtual es potente manipulando cuerpos y expresiones faciales. Estas manipulaciones son muy sutiles, hasta el punto de pasar desapercibidas. Es difícil protegerse contra ellas.
Estar en contacto con cientos de personas en Facebook es una realidad. Pero, ¿te imaginas poder trasportarte a un lugar que tu imaginación diseña cada vez que quieras y ver allí a estas personas? La compañía detrás de lograr esto es la británica Starship: el usuario crea el avatar a su medida y diseña el ambiente que más le guste.
La realidad virtual señala el comienzo de una nueva era: la de la informática inmersiva. La velocidad de los actuales descubrimientos no tiene precedentes y se expande a un ritmo exponencial. La adopción de software de código abierto acelera el desarrollo de aplicaciones. Estamos inmersos en potencia computacional e inteligencia. Hay estimaciones que sugieren que el mercado de VR (realidad virtual, en inglés) alcanzará los 150 mil millones de dólares en 2022.
A pesar de lo emocionante que es la realidad virtual, es posible que esta sea superada por la realidad aumentada (AR), esta tiene un potencial aún mayor. La AR combina VR con mundo real, creando una realidad mixta.
Sin embargo, si queremos hacer realidad la promesa de una era de la informática inmersiva, hay desafíos clave por los que la industria del silicio debe navegar, es decir, tecnologías como la VR y la AR necesitan que los chips evolucionen aún más.
La RV, revolucionará la manera como las empresas operan, es tan realista (combina los sentidos y la mente) que puede hacer que los empleados, estando a distancia, se comprometan en un entorno colaborativo. Con la tecnología inmersiva de RV, las empresas pueden implementar teleconferencias, incluso mucho más que esto, para que personas separadas por grandes distancias, en algún sentido literal trabajen «juntos físicamente».
La tecnología está generando una sub-sociedad de introvertidos digitales. Muchas personas que prefieren relacionarse a través de una pequeña pantalla, que cara a cara, ahora tendrán la oportunidad de hacerlo a través de avatares. Esto es sólo una parte del cambio en el comportamiento que provocan los móviles, las plataformas sociales y la tecnología en tiempo real. Ha nacido un nuevo concepto: el egosistema. Los usuarios se están convirtiendo en narcisistas. Cada app y servicio digital que usan les confirma que son el centro de su propio universo y comienzan a comportarse como si fuese efectivamente así, de hecho eso va a ir sucediéndose y agudizándose, para muchos, en el futuro será más importante el mundo que ellos mismo crearán que el mundo real donde nacieron. Muchos de los conceptos que tenemos cambiarán; la libertad, la justicia, el éxito o el fracaso, la riqueza o la pobreza, adquirirán nuevas dimensiones, y hasta podrían tornarse ambiguos, puesto que muchos podían llegar a vivir vidas paralelas.
Se usa la realidad virtual para el diseño de autos; la industria del petróleo y el gas lo usa para visualizar estadísticas; imagine aprender historia y medicina, estando inmerso en recreaciones de hechos reales. Se ha logrado disminuir los síntomas del trastorno de estrés postraumático, a pacientes con problemas psicológicos, aplicando esta tecnología. La realidad virtual cambia la manera en que aprendemos, trabajamos, nos tratamos psicológicamente y comunicamos experiencias.
El cerebro reacciona ante personas no reales como si lo fueran. La realidad virtual actúa como una nueva plataforma que estudia la psicología humana.
La realidad virtual es potente manipulando cuerpos y expresiones faciales. Estas manipulaciones son muy sutiles, hasta el punto de pasar desapercibidas. Es difícil protegerse contra ellas.
Estar en contacto con cientos de personas en Facebook es una realidad. Pero, ¿te imaginas poder trasportarte a un lugar que tu imaginación diseña cada vez que quieras y ver allí a estas personas? La compañía detrás de lograr esto es la británica Starship: el usuario crea el avatar a su medida y diseña el ambiente que más le guste.
La realidad virtual señala el comienzo de una nueva era: la de la informática inmersiva. La velocidad de los actuales descubrimientos no tiene precedentes y se expande a un ritmo exponencial. La adopción de software de código abierto acelera el desarrollo de aplicaciones. Estamos inmersos en potencia computacional e inteligencia. Hay estimaciones que sugieren que el mercado de VR (realidad virtual, en inglés) alcanzará los 150 mil millones de dólares en 2022.
A pesar de lo emocionante que es la realidad virtual, es posible que esta sea superada por la realidad aumentada (AR), esta tiene un potencial aún mayor. La AR combina VR con mundo real, creando una realidad mixta.
Sin embargo, si queremos hacer realidad la promesa de una era de la informática inmersiva, hay desafíos clave por los que la industria del silicio debe navegar, es decir, tecnologías como la VR y la AR necesitan que los chips evolucionen aún más.
La RV, revolucionará la manera como las empresas operan, es tan realista (combina los sentidos y la mente) que puede hacer que los empleados, estando a distancia, se comprometan en un entorno colaborativo. Con la tecnología inmersiva de RV, las empresas pueden implementar teleconferencias, incluso mucho más que esto, para que personas separadas por grandes distancias, en algún sentido literal trabajen «juntos físicamente».
La tecnología está generando una sub-sociedad de introvertidos digitales. Muchas personas que prefieren relacionarse a través de una pequeña pantalla, que cara a cara, ahora tendrán la oportunidad de hacerlo a través de avatares. Esto es sólo una parte del cambio en el comportamiento que provocan los móviles, las plataformas sociales y la tecnología en tiempo real. Ha nacido un nuevo concepto: el egosistema. Los usuarios se están convirtiendo en narcisistas. Cada app y servicio digital que usan les confirma que son el centro de su propio universo y comienzan a comportarse como si fuese efectivamente así, de hecho eso va a ir sucediéndose y agudizándose, para muchos, en el futuro será más importante el mundo que ellos mismo crearán que el mundo real donde nacieron. Muchos de los conceptos que tenemos cambiarán; la libertad, la justicia, el éxito o el fracaso, la riqueza o la pobreza, adquirirán nuevas dimensiones, y hasta podrían tornarse ambiguos, puesto que muchos podían llegar a vivir vidas paralelas.
