Con las Vidas paralelas, Plutarco compuso un original conjunto de biografías de personajes destacados en los mundos griego y romano, que hoy se lee con sumo agrado e interés y que en su tiempo iba dirigido, con intención ejemplarizante, a jóvenes comprometidos en la administración.
El tercer volumen de las Vidas paralelas de Plutarco (50-125 d.C.) incluye las biografías de Pelópidas y Marcelo, Coriolano y Alcibíades, Timoleón y Paulo Emilio. La inmensa galería de espejos que nos ofrece Plutarco en sus «Vidas» se abre de nuevo para mostrar cómo los seres humanos, en los diferentes momentos que dibujan el trazado de su existencia, se convierten en encarnaciones de virtudes y vicios. Para ello Plutarco se sirve de un modelo de narración biográfica que pretende servir de «maestra de la vida», según el antiguo adagio romano, pues su intención es capturar el éthos, el carácter moral de estos héroes, vislumbrar cómo la naturaleza resulta modificada ante los avatares de la vida, sus éxitos y sus fracasos. La historia se convierte en una fuente de modelos éticos, desde la sublimidad moral a la abyección.
Las biografías de Pelópidas, artífice junto a Epaminondas de la hegemonía militar de Tebas, y de Marcelo, el gran rival de los Escipiones en la vida política romana y «el único general al que Aníbal rehuía», aparecen unidas por su amor a la patria, por una vida consagrada a la milicia y a la política. Ambos encontrarán la muerte a causa del odio a sus enemigos: el cruel Alejandro de Feras y el gran Aníbal respectivamente, al confundir el valor en la batalla con la osadía y el desprecio a la vida, lo que es reprochable en un jefe militar. Asimismo es reseñable el célebre episodio de la derrota romana en Siracusa ante el matemático Arquímedes, narrado por Plutarco en la «Vida de Marcelo».
Las biografías de Coriolano-Alcibíades y Timoleón-Paulo Emilio se centran en figuras que tuvieron un papel positivo o negativo en momentos de crisis de sus respectivos pueblos. En efecto, Alcibíades y Coriolano son responsables directos de los éxitos y fracasos militares de Atenas con los espartanos y de Roma con los volscos; lo mismo cabe decir de Paulo Emilio respecto de la guerra macedonia, que puso en peligro la estabilidad internacional de Roma. Por último, los cartagineses son el enemigo exterior al que se enfrenta y vence Timoleón, hacedor de la libertad para toda Sicilia, convertida en su auténtica patria. No obstante, la actitud de estos cuatro respecto a la tiranía fue bien diferente: el autoritarismo, la codicia y el egoísmo fueron rasgos esenciales de Alcibíades y Coriolano, ambos condenados por sus conciudadanos y muertos en el destierro; por el contrario, las figuras de Emilio y de Timoleón, con su espíritu de sacrificio y entrega a la lucha por la libertad, surgen como verdaderos estadistas y padres de la patria, aunque también se vieron obligados a vencer el descontento de sus conciudadanos o la desconfianza de los pueblos extranjeros. Es menester señalar aquí que la «Vida de Coriolano» sirvió de fuente para la tragedia Coriolano de William Shakespeare, que, gran lector de Plutarco, no dejó de acudir a sus Vidas como fuente documental y moral de sus demás tragedias de ambiente clásico (Julio César, Antonio y Cleopatra).