La obra que te dispones a leer, aventurado y culto amigo, no es fácil de clasificar y de encajar cabalmente en un género literario determinado. No es exactamente una novela, aunque muchos de sus pasajes puedan parecerse a los de algunas novelas históricas; tampoco es una guía de viajes, aún cuando el lector encontrará información que ilustre y amenice su excursión, sea ésta real o imaginaria; no puede, en rigor, decirse que sea una sucesión de cuentos o relatos inventados, ya que la obra está basada en hechos y datos reales, tanto los históricos como los geográficos, si bien hay algunas concesiones a la imaginación y a la fábula, fácilmente perceptibles, que aligeran la siempre rigurosa realidad. Quizá lo más exacto sería incluirla entre los ensayos históricos, especialmente entre los que tratan de que el lector se ilustre y se entretenga al mismo tiempo.
Pertenece, quizá, a una mixtura ecléctica que se mueve entre el libro de viajes, el ensayo histórico y el cuento imaginativo.
Los castillos, en el fondo, son una expresión más de la geografía, la historia y el carácter de Castilla la Vieja. Al igual que el estilo y el ambiente de la región, son en su mayoría grandes, recios, austeros, sólidos, sobrios, con escasas concesiones al lujo o a la galería y siempre dispuestos a cumplir fielmente el fin para el que fueron construidos.
Como repetiremos más adelante, Castilla la Vieja es denominación que oficialmente ya no existe, aunque no hay duda de que es una unidad geográfica, histórica y cultural con personalidad propia. Uno de los elementos de esta personalidad son sus castillos.
Pertenece, quizá, a una mixtura ecléctica que se mueve entre el libro de viajes, el ensayo histórico y el cuento imaginativo.
Los castillos, en el fondo, son una expresión más de la geografía, la historia y el carácter de Castilla la Vieja. Al igual que el estilo y el ambiente de la región, son en su mayoría grandes, recios, austeros, sólidos, sobrios, con escasas concesiones al lujo o a la galería y siempre dispuestos a cumplir fielmente el fin para el que fueron construidos.
Como repetiremos más adelante, Castilla la Vieja es denominación que oficialmente ya no existe, aunque no hay duda de que es una unidad geográfica, histórica y cultural con personalidad propia. Uno de los elementos de esta personalidad son sus castillos.