Este libro se propone navegar en el inmenso océano de interpretaciones, anécdotas e imágenes románticas acerca de los piratas y su tiempo para arribar a las posibles causas del fenómeno del robo marítimo en el sistema mercantilista de antiguo régimen que tuvo su última expresión en el escenario del Caribe insular y de Tierra Firme de la América colonizada por el imperio español.
La piratería estatal y privada fue la estrategia de sus enemigos para debilitar el imperio español y sería la parte más visible del despojo violento que llevó a la configuración de un mercado totalizador, y de una moderna economía mundial que pronto se convertiría en un capitalismo industrial aparentemente “apacible”.
La piratería debe analizarse en el contexto de la globalización de los mercados, en la medida en que el pillaje marítimo era una parte de la lucha por la expansión y el reacomodo territorial de las grandes potencias. No solamente fue un obstáculo para el comercio de los siglos coloniales (a la vez que paradójicamente contribuía a su desarrollo), sino que también tuvo un papel en los procesos sociales y económicos, pues esas actividades de hurto se complementaban perfectamente con el intercambio legal y cotidiano, estableciendo una especie de continuidad entre la piratería y el comercio que está en el origen de su reproducción y de su larga permanencia.
Tratamos aquí de explicar el tránsito de una confrontación encarnizada y feroz –basada en el saqueo de las riquezas del imperio español de los siglos XVI y XVII–, hacia una economía moderna de corte capitalista, que pasa antes por el contrabando y la formación de los mercados internos y alcanza su mejor expresión en la revolución industrial inglesa de los siglos XVIII y XIX.
La piratería estatal y privada fue la estrategia de sus enemigos para debilitar el imperio español y sería la parte más visible del despojo violento que llevó a la configuración de un mercado totalizador, y de una moderna economía mundial que pronto se convertiría en un capitalismo industrial aparentemente “apacible”.
La piratería debe analizarse en el contexto de la globalización de los mercados, en la medida en que el pillaje marítimo era una parte de la lucha por la expansión y el reacomodo territorial de las grandes potencias. No solamente fue un obstáculo para el comercio de los siglos coloniales (a la vez que paradójicamente contribuía a su desarrollo), sino que también tuvo un papel en los procesos sociales y económicos, pues esas actividades de hurto se complementaban perfectamente con el intercambio legal y cotidiano, estableciendo una especie de continuidad entre la piratería y el comercio que está en el origen de su reproducción y de su larga permanencia.
Tratamos aquí de explicar el tránsito de una confrontación encarnizada y feroz –basada en el saqueo de las riquezas del imperio español de los siglos XVI y XVII–, hacia una economía moderna de corte capitalista, que pasa antes por el contrabando y la formación de los mercados internos y alcanza su mejor expresión en la revolución industrial inglesa de los siglos XVIII y XIX.