En Voluntad de acero el triatleta Pablo Ferrara recuerda que a unque las reglas cambian, la aventura continua y rendirse no es opción
En la víspera de Navidad de 2010, Pablo Ferrara, renombrado arquitecto y triatleta regiomontano, fue diagnosticado con esclerosis lateral armiotrófica o ELA, una enfermedad neuromuscular degenerativa de pronóstico mortal que causa parálisis total en los pacientes, pero mantiene intactas su sensibilidad e inteligencia.
Después del choque inicial y contra todo pronóstico, Pablo asumió las nuevas reglas del juego que impone la pérdida del control de su cuerpo, sumando a su familia y amigos para hacer de esta nueva etapa una aventura constante, llena de esperanza, de fortaleza y de amor.
La mezcla entre el nítido recuerdo de los momentos más audaces de su vida -desde la oscuridad de un cenote, el fondo de un abismo o la cima del Pico de Orizaba- y los lúcidos reportes que han acompañado la progresión de su enfermedad hacen de Voluntad de acero un recuento estremecedor y luminoso escrito por un hombre cuya fuerza interior viene a demostrarnos que nunca hay que rendirse. Que hay que aceptar el diagnóstico, pero jamás el pronóstico.
"Pablo escribió un compendio de experiencias como relato atemporal en el que se mezclan las experiencia de antes y después del padecimiento, donde el deporte deja de ser una actividad para trascender de manera individual y transformarse en mecanismo de aprendizaje y para entender al otro."
La Jornada
En la víspera de Navidad de 2010, Pablo Ferrara, renombrado arquitecto y triatleta regiomontano, fue diagnosticado con esclerosis lateral armiotrófica o ELA, una enfermedad neuromuscular degenerativa de pronóstico mortal que causa parálisis total en los pacientes, pero mantiene intactas su sensibilidad e inteligencia.
Después del choque inicial y contra todo pronóstico, Pablo asumió las nuevas reglas del juego que impone la pérdida del control de su cuerpo, sumando a su familia y amigos para hacer de esta nueva etapa una aventura constante, llena de esperanza, de fortaleza y de amor.
La mezcla entre el nítido recuerdo de los momentos más audaces de su vida -desde la oscuridad de un cenote, el fondo de un abismo o la cima del Pico de Orizaba- y los lúcidos reportes que han acompañado la progresión de su enfermedad hacen de Voluntad de acero un recuento estremecedor y luminoso escrito por un hombre cuya fuerza interior viene a demostrarnos que nunca hay que rendirse. Que hay que aceptar el diagnóstico, pero jamás el pronóstico.
"Pablo escribió un compendio de experiencias como relato atemporal en el que se mezclan las experiencia de antes y después del padecimiento, donde el deporte deja de ser una actividad para trascender de manera individual y transformarse en mecanismo de aprendizaje y para entender al otro."
La Jornada