El primer semestre de 2016 fue todo menos tranquilo en México. En mayor o menor medida, este turbulento arranque de año impactó en el ánimo de los mexicanos, muchos de los cuales están descontentos con la marcha del país y lo hicieron notar mediante un voto de castigo, que tuvo como principal destinatario al partido y la elite política gobernantes, en unos comicios que se consideran la antesala de la elección presidencial y en los que quedó claro que la inseguridad pública, la corrupción y la economía pueden convertirse en las variables que inclinen el fiel de la balanza electoral en 2018.
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