Después de siete años de la crisis más profunda que se recuerda, el sector inmobiliario comienza tímidamente a dar señales de vida. Nos enfrentamos a un mercado completamente distinto al que desapareció en 2007, ya nada es igual: ni los promotores, ni los bancos, ni las tasadoras, ni nosotros mismos. Han entrado en escena los grandes fondos internacionales, el banco malo, los compradores extranjeros, las Socimis¿ y queda por absorber un importante stock de pisos acumulado en los años del boom. El escenario abre decenas de interrogantes: ¿Cómo serán las nuevas hipotecas? ¿Qué saldrá más a cuenta: alquilar o comprar? ¿Volverá a especularse con el suelo? ¿Cambiará la forma de construir? ¿Y de promover? ¿Qué pasará con los impuestos a la vivienda? ¿Cómo influirá la demografía? Y, sobre todo, ¿qué va a ocurrir con los precios? ¿Vendemos ya? ¿Ha llegado la hora de comprar? ¿Volverá a ser el ladrillo una buena inversión?
Asistimos, en definitiva, a un nuevo paradigma en este mercado que nos concierne a todos y que llegó a suponer el 20% del PIB en los tiempos de la burbuja. En Vuelve, ladrillo, vuelve desgranamos las claves para entender lo que está sucediendo y ayudarle a tomar posiciones en un momento clave. Nos apoyamos para este cometido en algunos de los actores más relevantes del sector: el promotor que se arruinó, el tasador, el hipotecario, el registrador, el constructor, el comercializador, y hasta una exministra de Vivienda de Zapatero, que cuenta sin tapujos cómo vivió aquellos días difíciles en los que el grifo de la financiación se cerró poniendo punto final a una fiesta donde, seguramente, algunos se divirtieron más de la cuenta.
Asistimos, en definitiva, a un nuevo paradigma en este mercado que nos concierne a todos y que llegó a suponer el 20% del PIB en los tiempos de la burbuja. En Vuelve, ladrillo, vuelve desgranamos las claves para entender lo que está sucediendo y ayudarle a tomar posiciones en un momento clave. Nos apoyamos para este cometido en algunos de los actores más relevantes del sector: el promotor que se arruinó, el tasador, el hipotecario, el registrador, el constructor, el comercializador, y hasta una exministra de Vivienda de Zapatero, que cuenta sin tapujos cómo vivió aquellos días difíciles en los que el grifo de la financiación se cerró poniendo punto final a una fiesta donde, seguramente, algunos se divirtieron más de la cuenta.