¡Y he aquí que era un sueño! Historias inquietantes, es la reunión de siete de los más conocidos y populares relatos de la escritora inglesa Rhoda Broughton, de quien fuera una de las autoras más leídas en el muy extenso período victoriano, favorita del público lector que acudía, en busca de novedades, a las circulating libraries, librerías de préstamo en alquiler. La misma que, con su carácter desafiante y controvertida personalidad, escribiría ininterrumpidamente durante casi sesenta años de su larga vida para luego caer en el olvido.
La oportunidad de leer estos relatos, la mayoría de ellos publicados por primera vez en español, se adentra en el perfil biográfico y la narrativa breve de una autora que en su día formó parte de una pléyade, del célebre y muy prolífico grupo de escritoras victorianas de lo sobrenatural y por tanto también parte del creciente número de voces femeninas que desde la escritura, encaminaron sus esfuerzos creativos a remover las rígidas convenciones de su tiempo con el relato fantástico y la inmersión en lo paradójico y lo desconocido.
Ubicados entre lo onírico, lo sobrenatural y lo cotidiano, los presentes relatos nos conducen, gracias a la extraordinaria habilidad de Rhoda Broughton para hilvanar sucesos en principio inverosímiles, a presenciar en el más extraño cosido de rarezas —de fantasmas, aparecidos y visiones premonitorias, de lo grotesco, lo macabro y hasta lo excéntrico—, una escena donde el lector siente que asiste en calidad de espectador a lo que se cuenta como un hecho real, colocándose directamente frente a su dilema y cuestionamiento, frente a la duda de qué es lo real, de cara al tema que vertebra la literatura fantástica del siglo XIX.
Con su aguzado ingenio y magistral manejo de la ironía, a través de detalladas descripciones y vívidas emociones, pero muy especialmente con el recurso narrativo del sueño que emplea de las formas más variadas, Broughton fractura y trastorna con contundencia, el universo convencional de la realidad en la que nos hallamos inmersos. Relatos estos en los que el lector podrá deleitarse y comprobar que las ghost stories son algo más que cuentos de fantasmas, que hay en ellos mucho más que una posible y simplista evasión fantástica de la realidad, que divertimento. Aunque de todas estas partes contenga, para su sorpresa y placer, una mágica porción.
María Elena Soto
La oportunidad de leer estos relatos, la mayoría de ellos publicados por primera vez en español, se adentra en el perfil biográfico y la narrativa breve de una autora que en su día formó parte de una pléyade, del célebre y muy prolífico grupo de escritoras victorianas de lo sobrenatural y por tanto también parte del creciente número de voces femeninas que desde la escritura, encaminaron sus esfuerzos creativos a remover las rígidas convenciones de su tiempo con el relato fantástico y la inmersión en lo paradójico y lo desconocido.
Ubicados entre lo onírico, lo sobrenatural y lo cotidiano, los presentes relatos nos conducen, gracias a la extraordinaria habilidad de Rhoda Broughton para hilvanar sucesos en principio inverosímiles, a presenciar en el más extraño cosido de rarezas —de fantasmas, aparecidos y visiones premonitorias, de lo grotesco, lo macabro y hasta lo excéntrico—, una escena donde el lector siente que asiste en calidad de espectador a lo que se cuenta como un hecho real, colocándose directamente frente a su dilema y cuestionamiento, frente a la duda de qué es lo real, de cara al tema que vertebra la literatura fantástica del siglo XIX.
Con su aguzado ingenio y magistral manejo de la ironía, a través de detalladas descripciones y vívidas emociones, pero muy especialmente con el recurso narrativo del sueño que emplea de las formas más variadas, Broughton fractura y trastorna con contundencia, el universo convencional de la realidad en la que nos hallamos inmersos. Relatos estos en los que el lector podrá deleitarse y comprobar que las ghost stories son algo más que cuentos de fantasmas, que hay en ellos mucho más que una posible y simplista evasión fantástica de la realidad, que divertimento. Aunque de todas estas partes contenga, para su sorpresa y placer, una mágica porción.
María Elena Soto