Yronia es un experimento que mezcla narración, poesía y reflexiones en un mundo habitado por numerosos personajes extraños y con habilidades sorprendentes. Según investigadores ha sido clasificada como una de las pocas novelas paraguayas Post-Modernistas escritas hasta el momento.
La temática de esta novela se basa en la vida de Orion y Pléyade, personajes secundarios la novela, "La Sociedad de las Mentes". Ellos son dos mellizos jóvenes, iluminados por un don divino, que intentan salvar al mundo de una maldad extrema que está latente desde hace demasiado tiempo y que ni siquiera ellos entienden. Su comprensión del mundo que los rodea es tan grande que les permite manipularlo a su antojo, produciendo milagros y brindando enseñanza a su paso. Varios de los personajes entrañables de "La Sociedad de las Mentes" hacen fugaces apariciones en esta obra, así como muchos otros nuevos. La trama está entrelazada con la anterior, pero no depende de ella, sino que la complementa.
Dentro del juego de metáforas que propone Juan de Urraza en esta novela, nos vemos movidos a suponer que su intención es remitirnos a la vigencia de un mundo caótico, desordenado y mágico como es el de nuestra vivencia terrenal y ello se hace evidente si tenemos la capacidad de eludir las urgencias del día, traspasar la barrera de lo inmediato consuetudinario para trasladarnos a lo anecdótico ficticio e irracional, a veces, de las realidades propias de la imaginación donde ya no es tan claro distinguir lo real de lo irreal, en especial cuando esas realidades se encuentran escritas “en un presente incierto”, dentro del cual le gusta manejarse al autor y donde se mezclan esos conceptos que regulan el juego del caleidoscopio de imágenes y propuestas para conformar un elemento sustantivo dentro de la arbitrariedad en la cual nos movemos y de donde es posible extractar múltiples interpretaciones.
El autor crea, para su propia diversión, el sintagma significativo para él, que a veces pierde y desorienta al lector predispuesto a adentrarse en una historia de aventuras fantásticas, para luego encontrar que el significado de las palabras y de los mismos acontecimientos, van más allá de la simple narración, para volverse una alucinante búsqueda de verdades que en realidad, nos transcienden, como transcienden a los personajes.
A fuer de sinceros, la propuesta del autor pone ante nuestros ojos la forma alegórica y fragmentada de una teleología que lo inquieta y busca interpretar, a lo largo del desarrollo de su creación en general y de “Yronia”, en particular: el fantasma de lo aparente sensible en contraste con lo aparente abstracto, a cuya dualidad busca dar un sentido moral al final de cada capítulo, donde asienta acotaciones en las que no faltan conclusiones relativas a su conjunto ni las recomendaciones que pueden salvar, tal vez, las incoherencias propias del accionar de sus personajes, numerosos y a veces dispersos en el mecanismo de la narrativa, elaborando conclusiones propias, que a su vez podrían quedar a juicio de los lectores.
En nuestra opinión, la novela se desenvuelve como una composición musical a varias voces, ese maravilloso ir y venir reiterado de las melodías, del que Juan Sebastián Bach era un maestro, como una tautología fantástica en que cada una de las partes, en su momento envuelve a las demás y a veces las repite en diferente tono y con un sentido distinto, porque como dijimos antes, la novela de Urraza, pese a su primera apariencia de ser la historia aventurera de un grupo de personajes fantásticos, tiene el trasfondo profundo de un pensamiento filosófico y una inquietud existencial para los cuales el autor intenta abrir una brecha que les permita fluir hacia su objetivo final: los lectores.
La temática de esta novela se basa en la vida de Orion y Pléyade, personajes secundarios la novela, "La Sociedad de las Mentes". Ellos son dos mellizos jóvenes, iluminados por un don divino, que intentan salvar al mundo de una maldad extrema que está latente desde hace demasiado tiempo y que ni siquiera ellos entienden. Su comprensión del mundo que los rodea es tan grande que les permite manipularlo a su antojo, produciendo milagros y brindando enseñanza a su paso. Varios de los personajes entrañables de "La Sociedad de las Mentes" hacen fugaces apariciones en esta obra, así como muchos otros nuevos. La trama está entrelazada con la anterior, pero no depende de ella, sino que la complementa.
Dentro del juego de metáforas que propone Juan de Urraza en esta novela, nos vemos movidos a suponer que su intención es remitirnos a la vigencia de un mundo caótico, desordenado y mágico como es el de nuestra vivencia terrenal y ello se hace evidente si tenemos la capacidad de eludir las urgencias del día, traspasar la barrera de lo inmediato consuetudinario para trasladarnos a lo anecdótico ficticio e irracional, a veces, de las realidades propias de la imaginación donde ya no es tan claro distinguir lo real de lo irreal, en especial cuando esas realidades se encuentran escritas “en un presente incierto”, dentro del cual le gusta manejarse al autor y donde se mezclan esos conceptos que regulan el juego del caleidoscopio de imágenes y propuestas para conformar un elemento sustantivo dentro de la arbitrariedad en la cual nos movemos y de donde es posible extractar múltiples interpretaciones.
El autor crea, para su propia diversión, el sintagma significativo para él, que a veces pierde y desorienta al lector predispuesto a adentrarse en una historia de aventuras fantásticas, para luego encontrar que el significado de las palabras y de los mismos acontecimientos, van más allá de la simple narración, para volverse una alucinante búsqueda de verdades que en realidad, nos transcienden, como transcienden a los personajes.
A fuer de sinceros, la propuesta del autor pone ante nuestros ojos la forma alegórica y fragmentada de una teleología que lo inquieta y busca interpretar, a lo largo del desarrollo de su creación en general y de “Yronia”, en particular: el fantasma de lo aparente sensible en contraste con lo aparente abstracto, a cuya dualidad busca dar un sentido moral al final de cada capítulo, donde asienta acotaciones en las que no faltan conclusiones relativas a su conjunto ni las recomendaciones que pueden salvar, tal vez, las incoherencias propias del accionar de sus personajes, numerosos y a veces dispersos en el mecanismo de la narrativa, elaborando conclusiones propias, que a su vez podrían quedar a juicio de los lectores.
En nuestra opinión, la novela se desenvuelve como una composición musical a varias voces, ese maravilloso ir y venir reiterado de las melodías, del que Juan Sebastián Bach era un maestro, como una tautología fantástica en que cada una de las partes, en su momento envuelve a las demás y a veces las repite en diferente tono y con un sentido distinto, porque como dijimos antes, la novela de Urraza, pese a su primera apariencia de ser la historia aventurera de un grupo de personajes fantásticos, tiene el trasfondo profundo de un pensamiento filosófico y una inquietud existencial para los cuales el autor intenta abrir una brecha que les permita fluir hacia su objetivo final: los lectores.